La edad, un factor predisponente para la evolución tórpida en pacientes con COVID-19

Si bien aún no hay certezas sobre los factores que llevan al estadío grave a un paciente contagiado con COVID-19, en la atención hospitalaria se observa que la edad es un factor predisponente en los adultos mayores de 65 años.

    De forma descriptiva, se comprobó que el nivel de movilidad y las comorbilidades también inciden en las personas de la tercera edad; hemos tenido pacientes con más de 100 años, con un estado de conciencia bastante elevado, que caminan; en cambio, otros de 80 que tienen una evolución más tórpida al estar encamados y presentar enfermedades de base.

   Así declaró en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias el doctor Nelson Yero Díaz, miembro del Comité de expertos en COVID-19 del hospital Salvador Allende, uno de los primeros centros que atendió casos positivos en La Habana, desde el inicio  de la pandemia en marzo pasado.

    En la práctica, precisa,  está demostrado que los ancianos con demencia senil y enfermedades cerebrovasculares son más propensos a desarrollar una forma grave, pues, por lo general, son personas que en sus casas estaban relativamente postradas.

   Yero Díaz reflexionó sobre las fuentes de infección en este tipo de enfermos, que salen de sus  hogares y son contagiados por familiares o vecinos, aspecto que demuestra la importancia de la responsabilidad en la comunidad.

   En relación con el hábito de fumar de larga estadía, explicó  que es una predisposición ante el coronavirus, al ser una causa para padecer de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la cual se ha demostrado triplica la mortalidad por COVID-19, según publica el portal de salud Infomed.

   De acuerdo con el especialista, las comorbilidades más peligrosas en los adultos de entre 40 y 65 años son la hipertensión y la diabetes mellitus, además del factor obesidad.