I Panamericanos Junior de Cali: ¿Qué pudiera haber con el judo?
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El certamen de judo de los I Juegos Panamericanos Junior de Cali promete ser en extremo interesante. El medidor más cercano lo hallamos en el recién finalizado Mundial juvenil de Olbia Italia, con presencia de 490 judocas de 72 naciones, y en el cual, a pesar de pugnar una docena de países de este lado del Atlántico, únicamente Brasil pudo inscribirse en el medallero, con tres preseas de bronce.
Las agraciadas auriverdes devinieron Rafaela Batista (48 kg), Luana Carvalho (70), y Eliza Ramos (78), quienes igualmente lanzan su candidatura de favoritas a dominar sus categorás en los tatamis cafeteros.
Cuba no signó participación alguna en este certamen; como tampoco lo hizo en el Panamericano Junior de la disciplina desarrollado en agosto en la propia Cali, en este caso por contagios de Covid-19 de algunos miembros de la escuadra; ni en ninguno de los otros certámrenes punteables.
La lid caleña otorgaba 500 puntos a los ganadores para el ranking clasificatorio, y Cuba pretendìa incluir a sus 14 competidores (m y f) en el podio de premiaciones, actuación que le hubiese asegurado todas las plazas, designadas para los siete primeros de cada división.
Pero al no presentarse, solo hemos podido inscribir hasta la fecha y por invitación de la Confederación Panamericana de Judo, a seis efectivos, quienes entrenan bajo la égida de Andrés Franco (F), Félix Portuondo y Buanis Chang (M).
Los asegurados son Thailen Castillo, en los 57 kilogramos (kg), Idelannis Gómez (70 kg), Thalia Nariño (+78 kg), Kimi Bravo (66 (kg), Serguei Rodríguez (90 kg) y Ray Keny Díaz (+100 kg).
Mientras, igualmente se mantienen entrenando y en espera de posibles plazas, tras una misiva enviada por la Federación Cubana a Panam Sports y el ente rector continental de la disciplina los representantes de las divisiones de 63 y 78 kilogramos (f) y las de 73 y 100 (m), a pocos días del cierre de las inscripciones definitivas.
De aprobarse, el colectivo técnico definiría los agraciados para pugnar entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre próximos en el coliseo Yuri Albear, del municipio Jamundi, donde se citarán 112 competidores.
Panorama objetivo
Pesar en positivo y ser optimista en los propósitos competitivos siempre se considera un buen punto de partida. A propósito de Cali, el Comisionado nacional y titular de la federación doméstica, Rafael Manso, ha expresado que el objetivo fundamental es alcanzar el mayor número de preseas y disputar el título del torneo por equipos con Brasil, metas bastante ambiciosas de inicio.
¿Por qué lo digo? Primero por el hecho de que para nuestros judocas será la primera experiencia internacional de rigor que enfrentarán, de ahí que hay que manejar una serie de variables posibles que complementan la forma deportiva óptima en lo físico y técnico con que pudieran arribar al torneo.
Me refiero a pre-arranque, fidelidad táctica, predisposición al escenario competitivo, concentración de la atención y otros elementos de índole psicológica.
A lo cual debemos añadirle el hecho de que al prácticamente no poseer puntos en el ranking continental para la justa, sus organigramas competitivos de seguro serán bien rocosos, por lo que cada pleito devendrá una batalla campal, y se antojará harto difícil sortear a oponentes que pese a su condicdión igualitaria de juventud, poseen mucho más kilometraje de fogueo.
Tercero el entrenar exclusivamente en los cuarteles del Cerro Pelado, no lo provee de todas las herramientas que pudieran enseñar o emplear, y aquí, como en la categoría élite, el estudio de contrarios no resulta tan connotado, por lo que las interrogantes respecto a potencialidades y debilidades de los adversarios se moverán en la cuerda de lo inciderto para los nuestros, algo que incluso entrew mayores, deviene un punto deficitario.
Una mirada a los escalafones juveniles coloca por ejemplo a Thailen Castillo en el puesto 79 del orbe con solo dos unidades, y 11 peldaños por debajo de su actualización prtecedente.
Idelannis Gómez (70) y Thalia Nariño (+78) viven situaciones similares, con idéntica puntuación y respecticvos puestos 58 y 39.
Entre los varones el panorama no difiere: Kimi Bravo (66 (kg), Serguei Rodríguez (90 kg) y Ray Keny Díaz (+100 kg) se sitúan por ese orden en los escaños 118, 67 y en el caso de Ray Keny no aparece.
Eso no es lo más preocupante. Lo que alarma es el hecho de que todos los posibles oponentes tienen ubicaciones superiores a los nuestros, bien distantes, con los exponentes de Brasil a la vanguardia.
Y en una opinión personal, el talento excluivamente no basta para abrirse camino a un nivel cualitativo exigente, como el que de seguro presentarán los Panamericanos Junior. Si a eso le sumamos afectaciones en la preparación y adecuaciones en los planes de entrenamiento derivados del azote de la pandemia de Covid-19, el saco de opciones que cargarán los nuestros sobre sus hombros pesará aún más.
Sin pecar de negativo, pues uno como todo cubano, siempre desea el mejor rendimiento de los nuestros, ver ondear la bandera y entonar las notas del himno de Bayamo, el panorama del judo difiere bastante del de la lucha y el boxeo, las otras dos disciplinas de combate destinadas a tirar del carro del medallero en buena medida.
Toca esperar, por no pocas definiciones o conjugaciones posibles.
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