Nada de fotos, eso sí, con un estricto control de los guardias de seguridad y algún que otro 'despistado intencional', deseoso de contar con el recuerdo de una pintura que consolidó el cubismo en la impronta del malagueño.
Una jornada muy especial porque al igual que meses atrás, vuelve a poner en primer plano el viejo diferendo de otro clásico de los museos del mundo, El Prado, en su eterna pugna con el Reina Sofía por la tenencia de obras renombradas.
También, detalles revelados en un hermoso comunicado a propósito del vuelo del 10 de septiembre de 1981 que trajo de regreso a España al óleo pintado en el taller de Picasso en París, en 1937, horrorizado por los bombardeos del nazifascismo.
A poco de aterrizar en Madrid, el comandante Juan López Durán del Jumbo 747 de Iberia (IB-952) soltó la noticia histórica.
'Señoras y señores, les informo de que hoy han viajado con un compañero muy especial: el Guernika, que ha vuelto hoy a España y que venía también en el avión', dijo el piloto que con sus palabras desató un mar de emociones, alegría y ovaciones.
Así lo recordaron las entonces aeromozas Isabel Almazán y una de sus compañeras de aquel vuelo, Beatriz Ganuza, ambas entonces de 38 años de edad.
El Guernika había estado en exhibición durante 44 años en el en el museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), aguardando a que España cumpliera las condiciones que Picasso impuso para su regreso: libertades públicas.
Hacía seis años que había muerto el dictador Francisco Franco, pero entre las reticencias de la familia Picasso y la burocracia intencionada del MoMA, no fue hasta 1981 que se logró el traslado.
Fue en secreto y sólo unos pocos sabían del tema, recordaron las dos azafatas que igualmente fueron sorprendidas por el anuncio del comandante del vuelo.
'Cuando se abrió la puerta (del avión), fue un acontecimiento ver tanta gente y darnos cuenta de la magnitud del evento', comentó Isabel Almazán.
Ambas, ya jubiladas, se dieron el gusto ayer de tomarse una foto, de fondo con el Guernika original, ese que de alguna forma cambió sus vidas, al saberse parte de la historia.
El homenaje del extraordinario pintor mantiene su vigencia y es símbolo del antibelicismo en el mundo.
Picasso entonces rendía tributo a un pequeño pueblo del País Vasco, Gernika, en euskera, bombardeado por tropas alemanas e italianas y con el contubernio del franquismo.
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Francisco Rivero.
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