Gen medicinal con esencia martiana y humanista
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Muchos de los amigos que conocemos a Arturo, desde la época de secundaria y pre-universitario, sabíamos que iba a ser médico, pues su familia posee un gen medicinal, que data de su bisabuelo y se ha ido modificando con el paso de los años, el desarrollo de la ciencia, las exigencias de cada momento; pero hasta hoy no pierde su esencia humanista. Arturo Sabas, a sus 30 años, es otro de nuestros héroes de bata blanca que ha librado una batalla incansable contra la pandemia de la COVID-19.
Desde el inicio de expansión de la epidemia, preparación y superación fueron palabras de orden para Sabas. «Fuimos interesándonos por los hallazgos y experiencias compartidas por los países que en ese momento constituían el epicentro de la infección, y claro, extrapolando que en un mundo globalizado era prácticamente inevitable el que llegara a Cuba. Nos nutrimos de todas las vías disponibles de acceso a datos clínicos y epidemiológicos en bibliografía autorizada en el tema, tales como páginas web especializadas y revistas médicas. También fueron muy importantes las clases de superación que nos dieron los especialistas de Higiene y Epidemiología del Policlínico y del Municipio de Salud»
El anuncio el 11 de marzo en la televisión cubana de los primeros casos de la COVID-19, proveniente de Lombardía, Italia, supuso un cambio en las rutinas de cada institución médica del país. El Policlínico Isidro de Armas, en el capitalino municipio de Playa, y sus trabajadores no estuvieron ajenos a este llamado de alerta y en el caso de Arturo, en el centro de evaluación de pacientes con enfermedades respiratorias, el trabajo fue más complicado. «Establecer muchas veces la existencia de una cadena epidemiológica requiere un interrogatorio muy exhaustivo, basándose además en el genio epidemiológico y las características de la población. Claro, es diferente el protocolo para el paciente sospechoso, para el contacto, para el que padece una infección respiratoria y para el paciente sintomático, lo cual se modifica en dependencia de los hallazgos epidemiológicos.
«Muchas veces los pacientes son asintomáticos, sin percepción de riesgo y es necesario usar mucha psicología para llevarlos al convencimiento, pues un ingreso hospitalario implica una crisis familiar y siempre manteniendo la ética profesional, de manera entendible para la población, hacemos lo posible porque se mantengan tranquilos y seguros de que el esfuerzo realizado es con el objetivo claro de su bienestar, y la seguridad de su familia y de la comunidad»
La prueba de fuego para Arturo fue en el reparto La Ceiba, del municipio Playa. Lo recuerda como los días más estresantes, de pesquisa y seguimiento diario, pero al final a esta experiencia le suma crecimiento profesional, satisfacción y el cariño y agradecimiento de los pacientes que tuvo bajo su vigilancia. «Trabajé un tiempo trabajando en una manzanaque estuvo en cuarentena, por ocho casos positivos y hubo una familiaque tuvo hasta cinco casos en su núcleo. Fueron días de mucho trabajo, pero afortunadamenteel seguimiento a esos pacientes llegó a buen término y ninguno tuvo complicaciones, ni manifestaciones graves de la enfermedad. Una vez que todos regresaron a sus casas nuevamente, fue muy productivo y agradable para mí, como profesional y como persona, ver cómo por decisión propia de los vecinos decidieron hacer un reconocimiento público para los médicos que laboramos junto a ellos en ese angustioso momento. Como joven esa experiencia me ha marcado muchísimo y la recordaré de manera especial»
En instantes como esos, Arturo recuerda las reuniones en casa con amistades de su padre, un hombre existencialista, martiano, pero que siempre solía hablarle sobre la nobleza de la profesión. « Al inicio de esta experiencia, sentí cierta aprensión, no tanto por mí como por las personas queconviven conmigo. En marzo mi bebe tenía ocho meses de nacido y yo había terminado de pasar unas crisis familiares que implicaron mi estancia por un período de casi dos meses en un hospital como acompañante, con el agotamiento físico y mental que esto conlleva. Aún hoy me preocupo, claro, pero sigo teniendo ese precepto martiano como una de las guías de mi vida e intentando siempre ser “de los que aman y construyen” y recordar que la Revolución empieza por uno mismo»
Cuba, con resultados muy alentadores, pero sin bajar la guardia, desarrolla la capacidad de análisis para detectar la COVID-19. Con el apoyo del pueblo y el nivel de concientización personal sobre el riesgo de contagio y propagación de la enfermedadse adentra en la nueva normalidad, período que según el Primer Ministro, Manuel Marrero, busca promover un nuevo código y estilo de vida adaptado a un contexto epidemiológico, para lo cual se ha diseñado también una estrategia comunicacional y educativa. «Esta etapa es inclusive más difícil porque las personas piensan que ya la enfermedad terminó, pero realmente no es así. Solamente hay que ver las noticias y las nuevas oleadas de rebrote a nivel mundial. En algunas de las provincias de nuestro país se ha evidenciado también, por lo que el llamado es a laautorresponsabilidad, la autoconciencia y a actuar en correspondencia con lo que se exigen las autoridades sanitarias en la Isla.
«Recuerdo al profesor Manuel Calviño cuando dice que después de haber hecho un gran esfuerzo, es inconcebible que lo echemos todo por la borda, por confiarnos. Es importante valorar más la labor del gobierno yel trabajo de las autoridades en función de prever una crisis económica y sanitaria como ya presentan otros países. También es loable el esfuerzo de Cuba, por crear una propuesta vacunal, aspecto que resalta la grandeza de los laboratorios y científicos cubanos, ante naciones de mayor desarrollo que no han podido lograrlo.
«Por mi parte yo seguiré trabajando, determinado a entregarlo todo por la salud y bienestar de los pacientes, pero deseo de corazón que las personas adquieran más perspectiva y sean conscientes del enfoque humanista de la Revolución. Muchas veces se dejan llenar por cantos de sirenas y olvidan muchas realidades por falta de perspectiva, por facilismo o simplemente por inconsecuencia. Deseo de todo corazón que no perdamos nuestra memoria histórica y que mantengamos esa valentía intrínseca en el cubano, que nos lleva a ser intrépidos, corajudos, que en un final, es lo que realmente define a un revolucionario»
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