FÚTBOL: Benzema al cielo
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Había una vez un delantero que no marcaba goles. Partido a partido, muchos críticos pedían que se le retirara el 9 de su camiseta, puesto que sus números ofensivos no eran nada del otro mundo.
Callado y sin perder jamás su foco, ese atacante seguía a lo suyo, asociándose como nadie con quienes tenía alrededor, nada menos que el máximo goleador histórico en la Liga de Campeones y recordista también a nivel de selecciones nacionales, y marcando sus golitos cuando tenía la oportunidad.
Llegó el momento en que se separaron las carreras de Karim Benzama y Cristiano Ronaldo, y el francés dio un paso adelante para convertirse en la máxima referencia ofensiva del Real Madrid, cuando otros dieron el paso al costado.
Nadie pensó que sus registros goleadores fueran tan buenos como en la pasada campaña, pero así, sin levantar la voz fuera del campo, El Gato gritaba cada vez más fuerte, que digo gritaba, rugía junto al Santiago Bernabéu eliminatoria tras eliminatoria, épica tras épica.
Ahora al fin recoge el premio a su esfuerzo, al no dejarse quebrar mentalmente cuando no aparecía en los titulares de prensa, a aguantar en silencio las críticas y transformarlas en arte dentro de la cancha, donde se mueve por todo el frente ofensivo como muy pocos lo han hecho a lo largo de la historia en su posición.
Es que Benzema es el modelo perfecto del delantero moderno, ese que no tiene un puesto fijo en la línea de ataque, sino que atormenta a toda la defensa, a veces por el medio, otras por izquierda, otras por derecha, o incluso entrando de segunda línea.
Si todo esto no bastara, suda como pocos en defensa, y varias de sus mejores noches han sido precisamente como resultado de su labor de martilleo a los arqueros rivales, o robando balones de mitad de cancha para abajo.
Ahora no se vale, ahora es muy fácil mandarle flores para aquellos que lo denostaron durante años, y hasta rivales que se burlaron de él.
Le queda una espina clavada y es la de la selección nacional, con la cual brilló en el Mundial de Brasil 2014 pero fue apartado posteriormente y se perdió la corona en Rusia 2018. Tiene la revancha ahora en Catar, y seguro sacará las uñas.
Mientras, él sigue a lo suyo, lejos de los reflectores, convencido de su fútbol y por encima del bien y del mal.
Si otras Galas del Balón de Oro estuvieron envueltas en la polémica, esta no tenía discusión, porque nadie jugó como Benzema en la temporada.
Pero no paró de sufrir los ataques de sus odiadores, porque a pesar de todo eso, hace apenas unos días por no hacerse presente en el marcador en algunos partidos, en los que por cierto, venía de una lesión, ya se le echaban a la yugular. No importa, él no se inmuta y sigue a lo suyo, mira al cielo y el cielo lo premia.
No obstante, por una vez, el premio llegó desde los mortales y se agradece, pero no cambia nada, El Gato seguirá como siempre, para disfrute del madridismo y de quienes aman al fútbol por encima de los colores.
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