Feminicidio: Concientización y no recurso mediático
especiales
Pocos países como Cuba cuentan con instituciones municipales para atender los problemas relacionados con la familia y la mujer.
“...se articulan varios medios digitales: unos abiertamente reconocibles como parte de la contrarrevolución y otros que cuentan con acreditación como medios de prensa extranjera, junto a los que reciben financiamiento bajo el camuflaje de «medios y periodismo independientes».”, afirmaba en mi más reciente texto en Granma, y como reacción, he visto cómo se ha lanzado contra el periódico y contra mí esa maquinaria, y sus colaboradores en las redes sociales, logrando con sus ataques inducir temporalmente, incluso a personas bien intencionadas.
Sucedió a partir del artículo Revictimizada mil veces, publicado el pasado 18 de agosto, algo que precisamente viene a confirmar lo que denuncia el texto al abordar el tratamiento por algunos medios de comunicación, nada inocentes, de la existencia de fenómenos aborrecibles en nuestro país, como el asesinato de mujeres por manos de hombres como consecuencia de la violencia de género, que no solo debe ser lamentada y combatida por todos, sino, como sociedad cubana organizada.
Como tal, es imprescindible practicar cada vez más la acción transformadora para actuar sobre las causas de la violencia de género, incluido el feminicidio, para desarraigar el ancestral e histórico desequilibrio de poder entre hombres y mujeres a favor del dominio patriarcal que genera condiciones estructurales y culturales para la pervivencia, la legitimación y la reproducción de la violencia, y que sustentan todavía hoy el maltrato y el sentido de posesión del hombre sobre la mujer, atendiendo al reclamo de reflejar ética y profundamente este doloroso asunto en la prensa cubana. Porque si bien no hay dudas de que es una política del Estado Cubano y sus instituciones, es consenso que debe hacerse mucho más, y para eso apoyarse en todo el conjunto de las personas comprometidas contra la violencia hacia las mujeres.
El deseo de que se hable más de las consecuencias de la violencia de género en la prensa cubana, incluido el feminicidio, es legítimo y no viene de personas que desean denigrar a su país, sino mejorarlo. Y es en la prensa revolucionaria donde quieren verlo con el abordaje frecuente y profundo del problema como prensa socialista, articulado con el trabajo que lo solucione, promoviéndolo y dándolo a conocer. No desde el regodeo morboso ante un caso u otro, como hacen esos medios, cebándose en el sufrimiento ante el hecho ya consumado, que es lo que les interesa, con fotos del cadáver de quien tuvo vida, ni la de su familia tomada de su Facebook, ni la foto de su victimario. No en Cibercuba o Radio Martí y toda la maquinaria del espectro contrarrevolucionario en internet, porque nuestros aliados en las causas justas no van a ser los mismos que forman parte de las acciones para justificar el bloqueo estadounidense que padecen esas mismas mujeres y sus familias, siendo este una de las mayores violencias que sufrimos las cubanas y cubanos. Eso refuerza la necesidad de que ningún problema en Cuba se deje de abordar en nuestros medios en la cantidad y profundidad necesarias.
Brindar información y acompañamiento ante la violencia de género es una de las misiones de las Casas de Orientación de la Mujer y la Familia de la FMC.
Ni una sola de esas páginas que utilizan los casos de feminicidio ha terminado jamás su reporte informando a dónde puede acudir una mujer o su familia ante la violencia de género para evitarlos. Ni es esa su intención. Es por eso que debemos hacerlo nosotros.
Divulgar ampliamente qué leyes existen para proteger a las mujeres y qué derechos les asisten, así como la información a mano de la ubicación en cada municipio de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la FMC, que es necesario dar a conocer más por todos los medios, incluidos los de la informatización. ¿Cuántos de los que ven esas páginas como si fueran promotoras mediáticas de la defensa de la mujer saben dónde está ubicada la de su municipio? ¿Se han enterado por ellas? ¿Serían capaces de orientar a alguien que lo necesita? Las páginas que hacen esa mediatización que firmemente denuncié en mi texto, no concientizan ante el problema, al contrario, enajenan de las vías para protegerse de este.
Las personas honestamente comprometidas no tergiversaron, ni insultaron, sino que expresaron su opinión de inconformidad con el enfoque del problema, en un artículo lícito y necesario como otros sobre guerra mediática. Evidencia que es un tema necesitado de acercamientos desde muchos ángulos insatisfechos, y la recepción del texto caló en varias personas más en esa zona de necesidad insatisfecha, que en la que habitualmente pudiera activarse para analizar la guerra comunicacional. Al mismo tiempo, la manipulación de su contenido que de inmediato se hizo por la maquinaria que se sintió denunciada en él, estuvo acompañada, por otros, de un cúmulo de insultos y calificativos de odio, no solo contra su autor, sino contra el medio de prensa que lo publicó, llegando a mencionarse a Granma como un periódico ¨misógino y sin ética¨, lo cual no solo busca ofender a todos sus profesionales, sino especialmente a las mujeres que trabajan en él.
En medio de la agresiva campaña que se fabricó, no faltaron uno tras otro los mensajes de solidaridad y agradecimiento de personas, especialmente mujeres, por haber expuesto la verdadera intención de esos medios en su manipulación, que ha sido denunciada por el Presidente Miguel Díaz-Canel: ¨En temas de derecho y sociedad no han desistido en la búsqueda de puntos de quiebre en la unidad nacional, magnificando los posibles disensos en asuntos sensibles como el matrimonio igualitario, el racismo, la violencia contra la mujer o el maltrato a los animales, por mencionar algunos, en todos los cuales trabajamos seriamente para resolver deudas de siglos que solo la Revolución en el poder ha enfrentado con indiscutibles progresos¨.
En este caso se buscó activamente inducir en personas de buena fe, y sin la motivación política de esa maquinaria, una reacción emotiva, que evitara la lectura analítica y el razonamiento con base en ella. Como expuso en su muro de Facebook la sicóloga Karima Oliva, impusieron la idea de que era “un texto misógino y punto”, como si de un reflejo condicionado se tratara, y aquellos lectores que intentaron hacer algún comentario dando su visión positiva hacia el texto también fueron insultados.
No todas las personas en las redes, atentas a temas como los de género, están igualmente familiarizadas con los temas de la guerra mediática. Es por eso que debemos hablar más en la prensa tanto de unos como de otros. Igualmente, que las denuncias de manipulación de estos temas con fines políticos, sean hechas también por profesionales del género y la comunicación periodística especializada en los mismos. Hoy en día, cuando las intenciones expuestas por el Presidente están en pleno funcionamiento, no es posible pretender atender a estos temas sin tener conciencia de ellas. Es necesario que todas las personas entregadas y sensibilizadas con las causas sociales, reciban e incluyan información sobre esas intenciones y el uso de medios para ellas. Como desde la comunicación, no es posible pretender hoy en Cuba estar dedicado honesta y profesionalmente a temas como raza, derechos sexuales, género, cultura, o de nuestra sociedad en general, pero enajenado o indiferente de esas intenciones y no combatirlas.
Nadie comprometido en el trabajo, o simplemente sensible, por una causa social de dimensión gubernamental y legislativa en la Cuba de hoy, puede carecer de una conciencia global del contexto en el que esta se desarrolla y del carácter de todos los actores que giran sobre ella.
Prueba de esa necesidad no es solo lo ocurrido con el texto, sino como en días recientes, el canal de videos en You Tube Martillando, dedicado a la divulgación de videos sobre guerra mediática, publicó uno dedicado a la explotación que desde Miami hicieron en algún momento varios youtubers -a los que poco les importa una causa en Cuba fuera de utilizarla para su lucro político-, de los deseos de las muchas personas que en Cuba amamos a los animales y abogamos por la protección animal, sobre la que se emitirá próximamente una ley. Días después los realizadores de Martillando emitieron otro video más corto, luego de haber sido invadidos por un cúmulo de absurdos reclamos e insultos irracionales, aclarando que ellos no están en contra de las personas que honestamente condenan el maltrato animal, entre los que se incluían. ¿Era necesaria la aclaración?
No faltan quienes consideran que estas causas no deben politizarse, cuando es precisamente lo que hacen quienes las manipulan. En cambio, asumir la lucha por los derechos de las mujeres como algo eminentemente político fue lo que hicieron Vilma y Fidel en Cuba, como transformadores, y le sigue siendo vital como causa, pues solo desde la política puede movilizarse lo socialmente necesario para esa trasformación. Despolitizar la lucha por las mujeres, equivale a incapacitarla, que es lo que pretenden los que tratan de hacerlo para después re-politizarla contra la Revolución.
Esa maquinaria trató de tergiversar y utilizar contra el texto lo dicho por mujeres conocedoras de ambos asuntos en el espacio digital La Tertulia del 20 de agosto, realizado por la Unión de Periodistas de Cuba, (UPEC) y dedicado a los temas de las mujeres y al 60 aniversario de la FMC. Elaboraron un despacho de prensa falso y tergiversado, donde eliminaron todo lo que se dijo ahí contra el capitalismo, cuando es este precisamente el mayor feminicida de la historia.
Los manipuladores quisieron silenciar en La Tertulia la mención a la estrategia estadounidense que los incluye como participantes activos en crear una sociedad civil opuesta al estado revolucionario. Precisamente personas que se beneficiaron y encabezaron la plataforma Cuba Posible, con dinero de la Open Society de George Soros, para secuestrar entre otros los temas de género, -la misma Open Society que ha financiado las llamadas ¨revoluciones de colores¨ en varios países -, fueron los que lideraron la campaña contra el texto. Mintiendo, diciendo que lo denunciado en Granma era un programa para hacer retroceder la defensa de las mujeres en Cuba.
Quienes idearon con ese dinero los ya extintos programas contrarrevolucionarios llamados Ágora y Fraternidad, que funcionaron del 2014 al 2019, con los que engañaban a intelectuales honestos sobre estos temas. ¡Esos sí eran programas! Para retroceder y privatizar las causas sociales por mercenarios disfrazados de defensores.
Lo sucedido refuerza la convicción en la importancia de hacer estas denuncias, y que al igual que la violencia de género, también sean expuestas sistemáticamente en la prensa cubana. Incorporar las criticas especializadas de personas comprometidas y revolucionarias, conocedoras de los temas de género y al mismo tiempo de los ataques de nuestros enemigos.
Campaña Eres Más, un compromiso público contra la violencia de género.
Contar con estadísticas actualizadas es una de las mayores necesidades de quienes honestamente alertan sobre el feminicidio y trabajan para su prevención. En el caso de Cuba deberíamos contar con ellas públicamente cada año, y no con su ausencia, para saber el resultado del trabajo social que se realice y los desafíos para enfrentar su adecuada atención. Aun cuando el número sea el de un solo caso, ese día habrá que seguir trabajando para que no ocurra ninguno. La comparación de Cuba con varios países, como se hace con otros indicadores, solo una mente prejuiciada –¿Acaso retorcida? - pudiera leerla y presentarla luego como una absurda celebración, y mucho menos una disminución de la importancia del tema en nuestro país. El conteo de los casos que estas páginas reciben mediante sus reporteros bien pagados, no son ni remotamente un indicio de la dimensión real, cuando esa maquinaria de medios hace listas de 12 lamentables muertes este año, mientras que el propio Estado, cuando ha divulgado la cifra en un periodo anterior, reportó el doloroso número de 47. Creo que el Estado cubano ha sido más honesto que el de muchos otros países, donde la relación entre medios y cifras oficiales es a la inversa.
Las redes sociales son una herramienta fundamental para la defensa de las mujeres y cuanta causa justa pueda aprovecharlas. Debemos asumir lo beneficioso que venga de la globalización, pero no calcar la deformación de iniciativas, valiosas en su sentido original, pero que se han visto distorsionadas y así han sido analizadas por especialistas, por su carácter individualista, por la tendencia a saltarse el debido proceso judicial, y a intoxicar la relación social de hombres y mujeres. Por esa razón han sido ya rechazadas por expertos extranjeros que han alertado. Los que desde páginas web pretenden implementarlas como método de ciberacoso en Cuba, no son ni inocentes, ni bien intencionados. Por el contrario, son conocidos por las instituciones y personas especializadas en el activismo de género en nuestro país, las que en gran medida los rechazan y con frecuencia son blanco ellos mismos de sus agresiones.
Encuentro de promotores contra la violencia de género durante la campaña Evoluciona.
En cambio, podemos concebir mejores campañas, contundentes, y beneficiosas, para ayudar a identificar la violencia, aumentando las buenas experiencias, como la de Evoluciona, del Centro Oscar Arnulfo Romero, por solo citar una de las positivas mencionadas entonces.
Estar claros de que ninguna defensa verdadera ni solución de una causa social en Cuba, saldrá de quienes reciben dinero del gobierno estadounidense o de las máscaras que encubren sus objetivos. Es la independencia de un país la que le permite establecer el sistema social socialista para luchar mejor por esas causas.
Al clausurar en 1974 el II Congreso de la FMC, Fidel declaró: ¨Lo que debe preocuparnos como revolucionarios es que la obra de la Revolución no sea todavía completa (…) Porque cuando se juzgue a nuestra Revolución en los años futuros, una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será la forma en que hayamos resuelto en nuestra sociedad y en nuestra Patria los problemas de la mujer¨.
Para nosotros, como para los que se molestaron por el enfoque político del texto y la ideología que lo sustenta, no queda otra cosa que repetir esas palabras que una defensora de esta causa, que debe ser de todas y de todos, recordaba en estos días.
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Berta Poveda Santana
treto
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