Febrero de remates y de torres a varias manos
especiales
Febrero es un sabroso mes para el voleibol cubano. En ese mes nacieron dos de sus baluartes supremos: Eugenio George Laffita (Baracoa, 22-2-1935 - La Habana, 1-6-2014) y Regla Torres Herrera (La Lisa, 12-2-1975). Cuando se mencione a ese deporte, hay que hablar bastante de este archipiélago caribeño. De antes y después del desarrollo de dicha disciplina aquí, desarrollo expandido e iluminador del universo. Todo con la raíz bien presente en la libertad conquistada, y el proceso creador desde ella. Porque si usted no sabe qué hacer con la libertad, va hacia el retroceso y hasta le amenazan las cadenas.
En la cultura física se avanzó al ritmo de los sueños, sobre todo después del nacimiento del Instituto Nacional de Educación Física, Deportes y Recreación (Inder), el 23 de febrero de 1961, inicio de la culminación del terreno fertilizado por la Dirección General de Deportes (DGD) a partir del 13 de enero de 1959, cuando el capitán Felipe Guerra Matos había tomado posesión de la jefatura del sector. Después se oficializaron los cambios necesarios que iban más allá de los nombres.
Nos apoyó lo óptimo de lo interno y desde lo externo. ¿Quién se atreve a negar aquel puntal del campo socialista con la Unión Soviética a la cabeza? El muro que impedía el acceso del pueblo a la rama fue derribado. Aún se lucha contra secuelas, espirituales, especialmente, dejadas por esa barrera. Avanzamos, creamos, ascendimos por encima de lo propiamente atlético. Sin que todo sea perfecto. El voly no podía quedar fuera de las batallas y los éxitos. Ya no sería más nunca en la Mayor de las Antillas lo señalado por Pablo de la Torriente Brau al calor de los Centroamericanos de La Habana 1930: «El voleibol, escasamente jugado en Cuba, no es más que un deporte para señoritas gordas, ganado otra vez por muchachos flacos».
Aunque contra esta realidad combatían entrenadores —más bien apasionados con la disciplina— como Jacinto «Tito» del Cueto, el adelanto era pobre en lo masivo y la calidad. Eugenio y Regla son dos golpes noqueadores de aquella situación, y de la discriminación por el lugar de residencia, la extracción social y, en el caso de ella, por el color de la piel.
El profesor Eugenio George, con sus Morenas del Caribe.
Antes del triunfo, para un baracoense, un guantanamero, a pesar de sus condiciones, era muy difícil poder capacitarse, llegar a dirigir y forjar el más refulgente equipo cubano de todos los tiempos, contando todas las disciplinas: las Espectaculares Morenas del Caribe. El conjunto merecía ser considerado el más destacado de todas las épocas en el voleibol para damas, pero la injusticia y la politiquería se dieron la mano en la mayoría de los expertos integrantes de la comisión internacional a cargo de la elección: su voto por las grandes del Siglo XX fue recibido por las Niñas Magas japonesas.
Magas fueron las moldeadas por Eugenio, escogido como el mejor entrenador del mundo en la rama femenina en esos cien años. El pueblo siempre amó profundamente a este magnífico hombre, poseedor del título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba; allá quienes intentaron mancillarlo encadenados al dogmatismo. Al final, su vida no tiene mácula alguna: las manchas mordieron a sus detractores.
Regla, más bella aún por dentro que por fuera, nunca se dejó ganar por la adulonería; se rebelaba contra lo que creía mal hecho y manifestaba sus opiniones. Dichas características y la de haber sacrificado incluso la deseada maternidad para darse entera a su deporte, la engrandecen más aún que ser escogida la mejor voleibolista del Siglo XX por la comisión mencionada. Tres veces campeona olímpica, jamás calentando banco, hasta cuando acudió con solo 17 años a Barcelona 1992, donde jugó los 20 sets. Su estilo propio lo depuró hasta conducirlo a un arte efectivo.
Regla Torres, la mejor de todos los tiempos.
Añado sintetizado el texto proveniente del historiador y periodista Mario Torres de Diego en relación con estas dos personalidades: A George la máxima entidad de la malla alta le otorgó la Orden del Collar de Oro, lo exaltó al Salón de la Fama del Voleibol Universal y lo distinguió durante seis oportunidades como el más destacado instructor del año. Su propuesta de organizar el Gran Prix para las mujeres fue aceptada por la Federación Internacional. Diseñador fundamental de la Escuela Cubana de Voly en la rama femenina. Ocupa un lugar destacado entre los cien mejores pedagogos de Cuba. Se le ha conferido infinidad de condecoraciones por su lealtad a los principios de su patria y el movimiento olímpico. Cuando falleció, era el Presidente de la Federación Cubana de este deporte.
Regla brilló en los Panamericanos La Habana 1991 y Mar del Plata 1995 y los Mundiales del 94 y del 98, en este fue la mejor bloqueadora. En el colectivo vencedor en las Copas del Mundo del 89 y 91. Recibió diversas distinciones del Inder y el Consejo de Estado. Integra la lista de los cien mejores deportistas cubanos del Siglo XX.
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