España: El beso de la discordia

"Lo que hemos visto en Sydney fue un gesto inaceptable", afirmó hoy el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al referirse al polémico beso que el titular de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, le estampó en la boca a la delantera Jennifer Hermoso durante la ceremonia de premiación en el Mundial de fútbol femenino de Australia-Nueva Zelanda que consagró a la selección nacional.
    
"Creo que las disculpas que ofreció Rubiales no son suficientes, ni adecuadas y por eso creo que debería aclarar mejor lo que todos hemos visto", completó el mandatario al recibir en el Palacio de la Moncloa a las flamantes campeonas del mundo tras su victoria por 1-0 frente a Inglaterra en la final del torneo.

Un encuentro en el que Sánchez le agradeció a las futbolistas comandadas por Jorge Vilda por el inédito título conquistado y "por las emociones que nos han regalado", al afirmar que "vuestro éxito no es el fin, sino el inicio de una nueva etapa".
    
"Creo que en el futuro llegarán más victorias para el fútbol femenino y para el deporte femenino español en general. Este siglo XXI debe ser el siglo de las mujeres, de la igualdad", agregó el jefe de Estado, al asegurar que "todo el país se siente orgulloso de ustedes, que son un punto de referencia para tantas niñas y jóvenes españolas".
    
La emotiva recepción que Sánchez le tributó a las campeonas mundiales, que sumaron su primer título con la selección mayor (España había alzado la Copa del Mundo el año pasado con sus selecciones Sub-17 y Sub-20) al derrotar a la favorita Inglaterra (campeona de la Eurocopa que albergó en 2022), contrastó con la frialdad con la que el jefe de Estado le estrechó la mano de Rubiales, según testigos.
    
El dirigente se pasó de la raya cuando besó en la boca a Hermoso durante la ceremonia de premiación en la que también estaban presentes el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, la reina Letizia y la princesa Sofía.
    
"Me equivoqué, debo admitirlo", se excusó el directivo en la víspera tras la polémica que generó su gesto de mal gusto, al afirmar que se trató de "un momento de máxima efusión" y que no tuvo "malas intenciones o mala fe".
    
"Fue algo espontáneo", destacó Rubiales al reconocer que lo ocurrido "dejó una mala impresión" y al disculparse públicamente "con aquellas personas que se sintieron afectadas" "Debo aprender de este episodio y entender que cuando eres el presidente de una institución importante como la federación, debes estar más atento, sobre todo en las ceremonias y en estas cuestiones", agregó.
    
Rubiales lamentó que lo sucedido haya "empañado el éxito más importante de la historia en el fútbol femenino y la celebración".
    
Hermoso, de 33 años y delantera del mexicano Pachuca y máxima goleadora del seleccionado femenino, reconoció en las redes sociales que la situación le generó incomodidad, aunque luego intentó bajarle el tono a la polémica.
    
"No me ha gustado nada", dijo primero, para después aclarar que se trató de "un gesto recíproco y espontáneo por la alegría de ganar un Mundial" y destacar que con Rubiales "tenemos una excelente relación".
    
Advertida quizás del escándalo en ciernes, la futbolista trató de poner paños fríos, destacando que "el comportamiento de Rubiales con todas nosotras fue óptimo".
    
Antes de ofrecer sus disculpas, el directivo intentó relativizar su gesto apuntando hacia quienes lo criticaron: "Hay idiotas en todos lados y no podemos prestarles atención. Fue una demostración de afecto insignificante".
    
Cabe destacar que Rubiales y Hermoso no mantienen una relación afectiva como para justificar semejante gesto, que podría llegar a tener consecuencias para el dirigente, dado que el tema -con la intervención de Sánchez- se convirtió en una cuestión de Estado.
    
La vocera del Partido Popular (PP) en el Congreso, Cuca Gamarra, consideró también "bochornosa" la actitud de Rubiales, cuyo gesto opacó "el éxito deportivo de la selección femenina".
    
La ministra de Igualdad española, Irene Montero, fue una de las primeras en criticarlo al destacar el lunes que "besar a alguien en la boca sin su consentimiento es una forma de abuso que las mujeres sufrimos a diario".
    
A la representante de "Podemos" se sumó el eurodiputado por "Sumar", Ernest Urtasun, quien lisa y llanamente exigió la renuncia de Rubiales al afirmar que "la imagen que mostró al mundo es la de un machismo repugnante que no debe quedar impune".
    
Un reclamo al que se sumó la Asociación Nacional de Atletas, con una nota firmada por su presidenta, Luisa Rizzitelli en la que también considera el gesto de Rubiales como "un abuso que demanda de una respuesta seria e inmediata".
    
"Piensen por un segundo si la atleta premiada hubiese sido vuestra hija: al momento del saludo y el número uno del fútbol español bajase de la tribuna para besar en la boca a una futbolista sintiéndose autorizado como su fuese normal hacerlo", explicó Rizzittelli.
    
Mientras la polémica se incrementa en medio de las celebraciones por una consagración inédita, quien decidió sumarse a los festejos fue el propietario de una empresa alimenticia de Sevilla.
    
Se trata de José María Tavallo, quien anunció que donará 51 kilogramos de croquetas caseras de su factura a la zaguera Olga Carmona, jugadora nacida en Sevilla que convirtió el gol del triunfo en la final mundialista.
    
La cifra coincide con el peso de la propia zaguera de Real Madrid y, según explicó el empresario, la decisión de premiarla es una manera de "honrar no sólo a una deportista, sino a todas las mujeres que practican deportes y alcanzan el éxito".
    
Carmona, de 23 años, le regaló felicidad a los aficionados españoles con el gol que valió la Copa sin saber que poco antes de la final con Inglaterra su padre falleció de un infarto.