En busca de tranquilidad y experiencias lentas: Dos nuevas tendencias de viaje en 2024

En 2024, la industria del turismo está adoptando cada vez más el turismo silencioso, atrayendo a aquellos que buscan serenidad en medio del bullicio de la vida contemporánea.

Esta tendencia emergente ofrece un refugio lejos de los lugares turísticos abarrotados, brindando a las personas la oportunidad de desconectarse de las distracciones cotidianas.

El deseo de momentos de paz se vuelve más pronunciado. El turismo silencioso abarca viajes serenos, como retiros de bienestar enfocados en la meditación, hoteles tranquilos diseñados para el descanso y la rejuvenecimiento, y excursiones a la naturaleza libres de disturbios digitales.

Ejemplos de estos destinos incluyen los Parques Silenciosos de Europa, el hotel Peace & Quiet en la Laponia sueca, las casas de huéspedes Silent Living en Portugal y la antigua ruta de peregrinación de España, el Camino de Santiago. Además, aquellos que buscan aventuras silenciosas pueden explorar los senderos tranquilos del Kumano Kodo en Japón o las extensiones árticas de Finlandia.

El reciente aumento en la popularidad de las caminatas silenciosas, mostrado en foros de redes sociales como TikTok, indica un anhelo generalizado por la tranquilidad lejos del ruido implacable de la tecnología. Los viajeros solitarios, que representan el 17% del turismo mundial, se sienten cada vez más atraídos por el turismo silencioso debido a su combinación distintiva de soledad y experiencias conscientes.

Esta tendencia respalda la predicción del Instituto Global de Bienestar de que el turismo de bienestar aumentará un 21% para 2025, lo que sugiere que el silencio podría ser el remedio necesario para la sobreestimulación omnipresente de hoy en día. Además, el turismo silencioso está en armonía con los objetivos de viajes sostenibles, centrándose en la participación consciente con las comunidades locales y el medio ambiente.

Turismo Lento: Saboreando el Viaje

El turismo lento, también conocido como viajes lentos, es otra tendencia creciente de turismo sostenible que enfatiza un ritmo de viaje más relajado. Este método permite a los viajeros formar conexiones más profundas con las culturas, entornos y comunidades locales que visitan. No solo esta tendencia se está volviendo más popular, sino que también se espera que se expanda a una tasa de crecimiento anual compuesta de aproximadamente el 10%.

En su esencia, el turismo lento se aleja de los motivos convencionales, a menudo impulsados por el consumo, para viajar. En lugar de apresurarse de un destino a otro o marcar elementos de una lista, el viaje lento se centra en experiencias significativas, educativas y emocionalmente satisfactorias. Una encuesta que capturó las opiniones de estadounidenses de diversos orígenes reveló un interés significativo en el turismo lento, con más del 94% de los participantes indicando un deseo de perseguir tales experiencias de viaje en el futuro. Asimismo, investigaciones muestran que el 53% de las personas en Francia están interesadas en el turismo lento, prefiriendo tomarse su tiempo para explorar un país y disfrutar de encuentros distintivos mientras profundizan su comprensión de culturas extranjeras.

Un beneficio clave del turismo lento es su impacto ambiental positivo. Al elegir métodos de transporte más lentos, como trenes en lugar de aviones, y extender las estancias en cada destino, los viajeros reducen considerablemente su huella de carbono. Esto no solo ayuda a reducir la contaminación, sino que también contribuye a conservar los destinos para futuros visitantes.

Además, el turismo lento desarrolla la apreciación cultural y la comprensión, motivando a los turistas a profundizar en las sutilezas de la vida local. Este enfoque beneficia a las economías locales al canalizar el gasto turístico hacia pequeñas empresas y mitigar los efectos negativos asociados con el turismo masivo.

A medida que estas tendencias ganan impulso, representan un cambio en cómo las personas ven y experimentan el viaje. El turismo silencioso y lento no se trata solo de los destinos, sino del propio viaje, fomentando una conexión más profunda con el mundo que nos rodea.