El esperado regreso del Festival de Cannes pese a Covid-19
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La 74 edición del reconocido Festival de Cannes, una auténtica celebración cinematográfica en esa ciudad francesa, trascurrirá desde este martes con aforos limitados, cancelación de algunas fiestas legendarias y una tímida presencia latinoamericana y femenina.
Luego de un año de ausencia—en sus inicios pospuesta y finalmente cancelada— la cita constituye el primer intento por organizar un certamen abarcador, enteramente presencial y con la exigencia del carnet de vacunación contra la Covid- 19 o pruebas de PCR cada 48 horas para los asistentes.
La sección de competencia, referida al cine de autor para el gran público y evidencia de la diversidad de creación audiovisual, temáticas, idiosincrasias, identidades y realidades, reúne 24 películas en esta oportunidad, solo cuatro de ellas dirigidas por mujeres.
En esa lista está Bergman Island, de la francesa Mia Hansen- Love, la historia de una pareja de cineastas que se retiran al lugar de descanso del realizador Ingmar Bergman en la isla Faro y pierden la noción del tiempo y la realidad mientras escriben guiones.
De la también guionista y directora francesa Julia Ducournau, los espectadores recibirán Titane, cuya narración comienza cuando agentes aduanales del aeropuerto recogen a un joven con la cara golpeada, quien dice ser Adrien Legrand, un niño desaparecido diez años antes.
Otros títulos defendidos por las féminas son The story of my wife, de la húngara Ildikó Enyedi, una adaptación de la novela homónima de Milan Fust, escrita en 1942, y The Divide, de la francesa Catherine Corsini, filme centrado en una pareja al borde de la ruptura y una gran manifestación en París.
La cinta seleccionada para la inauguración del concurso es el musical Annette, de Leos Carax, ambientada en la ciudad estadounidense de Los Ángeles y alusiva al amor entre Henry, un actor cómico, y Ann, una cantante reconocida internacionalmente y Annette, la hija de ambos.
Latinoamérica y Cannes
América Latina tiene, entre otros representantes, al brasileño Karim Aïnouz—por cuarta vez en Cannes: A vida invisível de Eurídice Gusmão (2019), Madame Satã (2012) y O Abismo Prateado (2011)— con El marinero de las montañas, documental que revela las raíces argelinas del realizador.
A esta edición del Festival, prevista hasta el venidero 17 de julio y con sede habitual en el Palais des Festivals et des Congrès del paseo de La Croisette, llegan también del gigante suramericano dos de los 10 cortometrajes aspirantes al máximo lauro: Sideral, de Carlos Segundo y Céu de agosto, de Jasmín Tenucci.
La competición oficial—otorga la Palma de Oro que sucede a Parásitos del surcoreano Bong Joon-Ho— incluye el filme colombiano Memoria, del tailandés Apichatpong Weerasethakul, y sobre la vida de una mujer nómada en el país suramericano, víctima de un desorden del sueño y ruidos fuertes en la cabeza.
La sección paralela Una cierta mirada, con el protagonismo de los nuevos creadores y destinada a las obras originales en su propuesta y estética, comprenderá la proyección de Noche de fuego, la primera película de ficción de la mexicana-salvadoreña Tatiana Huezo y La Civil, ópera prima de la rumana Teodora Minai, coproducida por el mexicano Michel Franco.
Dentro de las categorías especiales está también la chilena Dominga Sotomayor con The years of the everlasting storm, obra coral firmada por siete realizadores, y en el nuevo apartado Cannes Premières, intervendrá el franco-argentino Gaspar Noé con Vortex.
La Quinzena de Realizadores reúne al uruguayo Manuel Nieto Zas con su tercer largometraje El empleado y el patrón; a la brasileña Anita Rocha da Silveira, cuya propuesta es su segunda cinta Medusa y a la costarricense Nathalie Álvarez Mesén quien presenta su ópera prima Clara Sola.
Cinefundación, consagrada a las escuelas cinematográficas, incluye en su selección de 17 proyectos a los cortos argentino Billy Boy, de Sacha Amaral, y al brasileño Cantareira, de Rodrigo Ribeyro.
El Jurado
El Festival, fundado el 20 de septiembre de 1946 y acreditado por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos, contará este año con el director estadounidense Spike Lee como presidente del jurado quien, según los expertos, abrió el camino a muchos artistas afrodescendientes.
Dedicado a la producción fílmica desde hace más de tres décadas, Lee participó en Cannes con su primer largometraje Nola Darling en 1986, cinta en blanco y negro rodada durante dos semanas de verano y gracias a los ahorros de su abuela.
Proyectada en la Quincena de los Realizadores, esa ópera prima recibió el Premio de Juventud y, a juicio de los expertos, significó la puerta de entrada para los realizadores negros en el festival de cine francés; posteriormente, el realizador norteamericano mereció varios lauros en la edición de 2018 con El infiltrado del KKKlan.
Otra de peculiaridades del jurado radica en su mayoría femenina, tras las presiones del movimiento Me Too— surgido en 2017 para denunciar la agresión y el acoso sexual— y los frecuentes llamados a una mayor diversidad en la industria del cine a nivel mundial.
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