El bronce de Oro Melo es de oro

A pesar del final dorado del reciente Mundial del deporte rey, protagonizado por el garrochista sueco Armand Duplantis con su récord del orbe (6.21), y de otros logros brillantes de esta fiesta albergada por Eugene, Estados Unidos, prefiero dedicar estas líneas a la medallista de bronce en salto de longitud, la brasileña Leticia Oro Melo. La muchacha, de físico poco impresionante y resultados débiles, estaba situada lejos de las favoritas por los expertos.

Primer salto: se da entera; golpe de efecto: consigue lo que nunca antes: 6.89 metros. A pesar de este mérito, pocos se ocupaban de ella, aferrados a la lógica enlazada a lo formal: allí asisten las más destacadas de la prueba, las aguas cogerán su nivel, pensaban entendidos y aficionados, hasta que la dialéctica de la vida les fue cobrando la deuda. Saltan, saltan, saltan, y la joven se mantiene a la cabeza de la competencia. Hay temor entre las rivales, mucho más potentes, con mayor fogueo, todas bailaban con ritmo superior en las predicciones.   

Sin embargo, ¿cuándo aprenderemos que la existencia es bastante más que estadísticas y pronósticos? Y ese fetichismo de los numeritos se está viniendo abajo en este caso, a pesar del esfuerzo de las contrarias. Cuando parece que ocurrirá un milagro, reflejado en el puesto principal del podio, dos que no se amilanan imponen su calidad.

La nigeriana Esa Brume invoca a sus orishas mientras habla con ella misma: la cámara muestra sus labios en movimiento, ojalá escucháramos sus expresiones, y sobrepasa por dos centímetros los siete metros. En su hoja de servicios están el tercer puesto de Tokio 2020 y el quinto sitio en Río de Janeiro 2016, su bronce en el Mundial de Doha 2019 y el lugar plateado en la gran lid bajo techo de Belgrado de hace unos meses.

La fuera de serie Malaika Mahambo, alemana de madre y nacimiento, y progenitor africano, muestra serenidad y, sin articular palabra, antes y después de la acción, llega a 7:09. Es la campeona olímpica más reciente y cuarta en el certamen brasileño. Además, as de Doha 2019, tercera en el torneo europeo de Ámsterdam y la primera en Berlín 2016. Agrega la plata en pista cubierta en Polonia.

Estoy de parte de la De Oro por latinoamericana y porque merece ascender en lo que ya es hazaña. Pueden sacarla de la plataforma de premiación. Saltan, saltan, saltan... Se le acercan, pero no le desbaratan el sueño conducido a la realidad, a la más modesta participante en la especialidad de longitud en el Mundial de 2022. ¡Bronce —oro más allá del atletismo— para Leticia Oro Melo! Después de la emoción, con mis aplausos internos —constituyen los mejores—, me encamino al análisis sin atarme a la batalla referida. Los numeritos, la ciencia aplicada, el físico, poco pueden realizar si no son acompañados por el coraje, la decisión, la voluntad, la disciplina para apoyar el paso hacia la cima de uno mismo, compañía necesaria en cualquier ámbito. En lo deportivo, lleva incluso a éxitos increíbles.       

Hubo hasta favoritos a los que les faltaron esas condiciones en el Mundial del presente año, y se apagaron en el momento supremo.

El Comandante en Jefe expresó el 2-9-77: «Si a un corredor le dicen que tiene que correr veinte pistas diariamente, tiene que hacer veinte pistas; y si le dicen que hay que nadar cincuenta veces la piscina, tiene que nadar cincuenta veces la piscina, o cien veces. Eso requiere perseverancia, requiere valentía, requiere voluntad...» Y el 27 de octubre de 1975 manifestó: «El deporte es bueno físicamente, pero es bueno también mentalmente... Quien tiene la voluntad para el deporte, quien tiene la disciplina para el deporte, tiene también voluntad para cualquier cosa en la vida y tiene también disciplina para cualquier otra cosa de la vida».