El bien y el mal, según Guillén
especiales
Guillén y Fidel. Foto: Archivo de Granma.
Son muchos los indicios de que me estoy poniendo vieja: mi hija adolescente acapara la foto de perfil y los estados de mi WhatsApp, tengo una amiga de toda la vida que se fue de compras y regresó muy feliz con una espumadera nueva, y las libras de más me pesan el doble.
Sin embargo, conservo algunas costumbres de cuando era joven y medio bohemia; entre ellas, abrir un libro de poesía en una página al azar para ver qué mensaje tiene el poeta. Hoy se me ocurrió hacerlo nada más y nada menos que con Guillén.
Ningún horóscopo podía ser más esclarecedor que los versos que me «tocaron» para estos tiempos donde lo que «está bien» y lo que «está mal» se dirime más desde la conveniencia o la complacencia individual, que desde la justicia colectiva.
En días donde intentan pasarnos por comedia el presente y el futuro de un país y, arropado en la popularidad, se le aplaude a un artista que aparente ser agudo aquí (incluso con la más elemental de las agudezas), mientras no se atreve al mismo ímpetu allá. De ese modo, ninguna balanza queda en equilibrio.
«Que aquí venga un tal por cual
y sin miramiento alguno
nos registre el importuno
desde el traspatio al portal,
. está mal.
Mas poner valla o contén
al que llegando de fuera
sin más ni más tener quiera
por el mango la sartén,
está bien».
Ahora que nos secuestran legítimas batallas por nuestros derechos y aspiraciones, para contaminarlas con intereses tan bien pagados como mal intencionados. Y de repente pareciera que el único derecho vetado, proscripto, es el de la Revolución a defenderse.
Cuando nos intentan maquillar de virtud la ingenuidad y el silencio cómplice de respeto, mientras reclaman que nuestra tolerancia asimile incluso el irrespeto más descarnado. Y en nombre de no sé qué nos invitan a bajar la guardia frente a nuestro más cruel y antiguo enemigo...
«Que el enemigo brutal
su ataque injusto no cese
y aún pretenda que lo bese
si vuelve mi azúcar sal,
está mal.
Mas que todos aquí estén
unidos y en pie de guerra,
y por defender su tierra
la sangre y la vida den,
está bien».
En tiempos donde patria y libertad son también términos saboteados, robados, la suerte me pone frente a la Letrilla cubana, de Nicolás Guillén, para espantar cualquier duda sobre qué está mal y qué está bien.
«Que el decorado animal
que hoy preside a Norteamérica
aliente en su furia histérica
un incendio universal,
está mal.
Mas que cortando a cercén
la cabeza al yanqui fuerte,
exclamemos: ¡Patria o Muerte!
una y diez veces y cien,
está bien».
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caridadce
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