EDITORIAL: Votar por Cuba
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Las campañas para desestimular el voto en las próximas elecciones generales se suman a los intentos permanentes por desacreditar al sistema político y social cubano por parte de la más rancia contrarrevolución. Apoyados por el arsenal de sanciones y por el férreo bloqueo económico y comercial impuestos por el gobierno de los Estados Unidos, aupados por la avalancha propagandística que se genera en Miami y otros epicentros de la industria anticubana, los promotores del #YoNoVoto pretenden imponer la narrativa de un pueblo que ignora o rechaza en pleno el entramado institucional de la nación.
Aprovechando las lógicas molestias, necesidades y demandas de la ciudadanía ante la actual crisis económica que enfrenta el país, intentan canalizar ese malestar en un enfrentamiento a la gestión gubernamental, que se avenga a sus planes de desestabilización. No quieren resolver los problemas. Quieren agudizarlos. Añoran y buscan el caos. Buscan un escenario de violencia.
Una hipotética mayoritaria abstención en las elecciones les serviría de bandera: el socialismo ha fracasado, no lo apoya el pueblo, es hora de restaurar el capitalismo.
La ecuación, por supuesto, es mucho más compleja. Algunos pretenden ignorar la desgastante guerra no convencional a la que se somete a todo un país desde centros hegemónicos e imperiales. La crisis es universal, pero las políticas agresivas desde los Estados Unidos la refuerzan en Cuba. La lógica sigue siendo la misma: ahogar a un pueblo, presionarlo desde el exterior para que se levante contra su gobierno y su sistema.
No es perfecto el sistema político y económico en Cuba, pero solo a los cubanos les compete su perfeccionamiento. Solo a los cubanos, asumiendo un proceso permanente de diálogo y búsqueda de consensos, les corresponde articular un proyecto de nación cada vez más justo, solidario y sustentable, que consiga la prosperidad de todos en detrimento de nadie.
La participación en las elecciones de este domingo no significa otorgar irresponsablemente un poder... es comprometer a los diputados con los anhelos y necesidades de un pueblo. Es el ejercicio de un derecho que implica la posibilidad de exigir atención y respuestas a los que resulten electos.
El lema de la campaña de este ejercicio democrático es una declaración de principios: Mejor es posible. Hay reservas y capacidades extraordinarias en la sociedad cubana. La abulia y la desmotivación solo sirven para consolidar el inmovilismo. Cuba debe y puede avanzar. Y este domingo no solo se votará para conformar la Asamblea Nacional del Poder Popular. Se votará por Cuba.
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