Echar el extra, a lo cubano
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Cuando el pasado 7 de agosto La Habana retornó a la fase de transmisión autóctona limitada, el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez decía particularmente a los más irresponsables, a los que menos cooperan, “que no es un juego lo que se pierde. Aquí estamos priorizando salvar vidas y potenciar la salud de nuestro país”.
En medio de una situación compleja con un rebrote de la COVID-19, luego de que Cuba lograra controlar la epidemia, Díaz-Canel apuntaba que “esta es una carrera de fondo, hay que tener resistencia, hay que tener capacidad, hay que tener hasta un poco de paciencia para vencer el recorrido de la carrera, porque todo no se da de manera rápida y fácil. Pero, además, esta es una carrera de fondo que la estamos haciendo en las peores de las condiciones, cercados por un bloqueo que se recrudece cada vez más y en un contexto mundial crítico”.
En esa ocasión, sus palabras estremecieron aquella sala del Palacio de la Revolución, donde Díaz-Canel instaba a todo nuestro pueblo a salvar vidas, a trabajar en la recuperación de la economía, y a honrar con disciplina el sacrificio de nuestro personal de la salud en el combate a la pandemia.
Allí estaba el Jefe de Estado, junto a todo su equipo de Gobierno, recordándonos que dentro de todos los esfuerzos que ha hecho nuestro pueblo, hay hombres y mujeres que por las responsabilidades y puestos de trabajo que ocupan, por el vínculo más directo en la primera trinchera de la salud, acumulan meses de sacrificio y entrega, teniendo incluso, las mismas necesidades humanas y problemas que todos nosotros. Sin embargo, esa titánica labor se pone en riesgo cuando unos pocos hacen lo que no se debe e incumplen las medidas que están siendo defendidas por la mayoría de la población.
Entonces, cuando parecía que ya lo había dicho todo, el Presidente cubano “lanzó” una frase que aunque es bastante usada en la manera de hablar en este archipiélago, se sintió como una ráfaga movilizadora de la conciencia popular: “Como hemos hecho otras veces en la historia, hay que echar el extra, como lo sabemos echar los cubanos”.
Justamente, eso es lo que ha hecho Cuba durante este último mes para acompañar el esfuerzo gigantesco del Gobierno, las autoridades sanitarias y la mayoría del pueblo; con la convicción profunda de que, para ganarle la batalla a esta enfermedad, es necesario no solo un control epidemiológico y la eficiencia en el sector de la salud, sino también la disciplina colectiva, la responsabilidad, la conciencia social y el cumplimiento de las medidas establecidas.
Los cubanos siempre hemos sabido “echar el extra” y salir airosos ante cada adversidad por difícil que sea; así que en el actual momento también debemos armarnos de ese enorme legado moral para sobreponernos, una vez más, a circunstancias complejas.
“Echar el extra” es exigir una actuación consecuente en defensa de la vida, es cumplir rigurosamente con todas las determinaciones gubernamentales para evitar la propagación de la epidemia, es respetar lo establecido para velar por la seguridad de un país entero.
“Echar el extra” es no tener ni la mínima tolerancia con los indisciplinados; es actuar con firmeza contra quienes pongan en peligro la salud de nuestro pueblo, es fortalecer la labor de prevención en nuestros barrios y comunidades.
“Echar el extra” es no cansarnos, actuar con sistematicidad y coherencia, cumplir las normas con rigurosidad, todos… sin excepción.
En Cuba, el antídoto para enfrentar este escenario epidemiológico prolongado ha sido contar con un pueblo bien informado, aunque no exento de indisciplinas que han atentado contra la responsabilidad de la mayor parte de la población.
Ciertamente, la batalla contra el nuevo coronavirus no es solo un desafío sanitario, científico, económico y político. Es también, un reto de actitud, porque son nuestras maneras de actuar las que nos protegen.
Comprender que el distanciamiento de hoy, será la cercanía del mañana, ha sido un desafío necesario para los cubanos. Esta batalla es de todos y tendremos que ganarla entre todos. Por ello, distanciarse físicamente en esta emergencia no significa que nos volvimos egoístas; sino todo lo contrario, es reflejo de compromiso ciudadano.
Los cubanos somos afortunados, porque en medio de un caos regional e internacional derivado de la tragedia que vive el mundo, de la que no escapan ni ricos ni pobres; podemos asegurar que en uno de los países donde se ha podido enfrentar con serenidad y organización la COVID-19, es en Cuba, con la inteligencia y firmeza de su gobierno, y con la cooperación de su pueblo.
“Echar el extra a lo cubano”, significa que todos nos entreguemos en cuerpo y alma al servicio de la nación en este contexto tan difícil, logrando el mayor provecho de la fuerza más formidable y poderosa de la Revolución, que es la unidad.
La mejor manera de “echar ese extra” que nos retornará a nuestra normalidad, que nos permitirá seguir impulsando la economía a pesar de la política hostil de quien nos desprecia, y que nos propiciará avanzar en nuestro desarrollo social; será hacerlo imitando a esos Héroes de nuestros días, a los que aplaudimos todas las noches, como pidió el Presidente cubano “honrando el sacrificio de ellos con nuestra disciplina”.
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