Desentrañando a Céspedes II
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Uno de los pasajes más contradictorios de la vida de Carlos Manuel de Céspedes es el relacionado con la muerte de su hijo Oscar. Sobre este tema, Cuba Sí comparte la segunda parte de su diálogo con el historiador granmense Aldo Naranjo Tamayo, guionista de radio y televisión y autor del recientemente publicado El estandarte que hemos levantado. Apuntes cronológicos de Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874).
¿Cómo se explica la decisión tomada por el Céspedes cuando conoció que uno de sus hijos cayó prisionero?
El 12 de mayo de 1870 el mando español en Camagüey organizó una operación contra un campamento insurrecto en la hacienda La Caridad, a ocho kilómetros de Guáimaro, donde conocía que moraba el joven rebelde Amado Oscar de Céspedes.
La misión estuvo a cargo del brigadier Carlos de Suauces y el coronel Francisco Menéndez Benegasi, quienes realizaron el asalto en la noche. En efecto, Oscar se hallaba en ese lugar junto a su esposa Manuela de Céspedes y Chávez. Los patriotas se defendieron con valor, pero pronto tuvieron que ceder ante la superioridad numérica. Oscar logró salir del cerco, pero su esposa quedó detrás. Apasionado, regresó en su auxilio, pero quedó cercado.
Foto cortesía del entrevistado. A la izquierda, Aldo Naranjo, miembro de la Unión de Historiadores de Cuba en Granma, junto al historiador, abogado y poeta español José Luis Bercero.
Resultaron apresados casi 30 individuos entre hombres, mujeres y niños. En el acto fueron fusilados siete insurrectos por ser cogidos con las armas en las manos. A Oscar lo dejaron con vida por tratarse del hijo de Carlos Manuel de Céspedes. Fue conducido con otras 16 personas al campamento español de Guáimaro. Un consejo de guerra lo condenó a muerte por el delito de rebelión contra la madre patria.
Pero el capitán general ordenó su traslado a Puerto Príncipe, donde se encontraba. Personalmente se encargó de interrogarlo. El plan era utilizarlo para chantajear al padre y comprometerlo con la exigencia de ventajas para la conclusión de la guerra a favor de España. Quería que le escribiera una carta demandándole el cese de la lucha para salvar su vida. El joven bayamés contestó: “Primero perezca toda mi familia y yo con ella”.
A Céspedes llegó la noticia de la captura de su amado hijo. Un terrible dolor le embargó, pero desde que desencadenó la guerra estaba convencido de que traería toda esta clase de riesgos. La medida contra Oscar fue cumplida a las 7:00 de la mañana del domingo 29 de mayo de 1870, en la Plaza Mayor de Puerto Príncipe.
Días después del suceso, estando en el campamento de Cuyajal, llegó a Céspedes una carta firmada por el capitán general Caballero de Rodas, fechada el miércoles 1ro de junio de 1870, en Puerto Príncipe, es decir, tres días después del crimen. Contaba a Céspedes de la prisión de su hijo Oscar y le hacía la proposición siguiente:
“En manos de usted queda su salvación, dígame por el puerto que quieran embarcarse para darles absolutas garantías. Por el portador puede hacerme la contesta. Dios guarde a usted por muchos años”.
Es decir, ofrecía salvarle la vida si el padre dejaba la lucha y embarcaba para el extranjero. Por supuesto, era una trampa contra el principal dirigente mambí, una mentira para hacerlo prisionero.
Céspedes no tenía medios para conocer del triste final de su hijo. Lo creía realmente vivo y tenía en sus manos la posibilidad de salvarlo de las garras del enemigo. Los ayudantes retenían a los que trataban de verle. Su rostro estaba muy iracundo. En la hora de la comida no quiso probar bocado.
En la madrugada del jueves 2 de junio, a la luz de velas, decidió responder la misiva:
“Duro se me hace pensar que un militar digno y pundonoroso como V.E., pueda permitir semejante venganza, si no acato su voluntad, pero si así lo hiciere, Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que mueren por nuestras libertades patrias. Dios guarde a usted por muchos años”.
La prensa española difundió en esos días algunas noticias sobre la captura y pena de muerte de Oscar. La Voz de Cuba publicó el jueves 2 de junio un telegrama expedido en Puerto Príncipe el 30 de mayo, dando cuenta de que “ayer mañana”, es decir, el 29, había sido fusilado. Por su parte, el Diario de la Marina informó el viernes 3 de junio que la ejecución tuvo efecto a fines de mayo.
Si antes el pueblo lo asumía como Padre de la Patria por el gesto de La Demajagua, al entregar a su hijo ahondaba ese sentimiento en el alma de la nación cubana.
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