Del aliñao te cuento

Del aliñao te cuento
Fecha de publicación: 
13 Marzo 2023
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Foto: Tomada de Excelencias Gourmet

En el año 2019 la provincia de Granma ganó la sede del 26 de Julio, Día de la Rebeldía Nacional. El gobierno de ese territorio del oriente de Cuba tuvo la cortesía de invitarme a participar en las actividades centrales que se organizaron para celebrar la fecha. Era la primera vez que visitaba Bayamo.

Aquellos cinco días debían alcanzarme para compartir los compromisos de la visita con la avidez por conocer esa ciudad seductora. Y es que la segunda villa fundada en la isla —el 5 de noviembre de 1513 por el Adelantado Diego Velázquez— posee todas las singularidades posibles para cautivar. Ella sola compendia una enorme riqueza histórica, cultural y tradicional.  

Guiada por excelentes colegas y anfitriones, conocí museos, galerías, plazas, parques, teatros, el bulevar, sitios turísticos, culturales e históricos; pero también, y sobre todo, una dosis generosa de tradiciones y leyendas que hace de San Salvador de Bayamo ese lugar a donde querer volver. 


Foto: Tomada de Radio Rebelde

Tampoco faltaron los festejos populares, los famosos paseos en coche, y obviamente, la degustación del aliñao, el antiquísimo y célebre licor de las celebraciones más consentidas en Granma y otras regiones del oriente. 

La bebida, tiene un origen que algunos expertos ubican a finales del siglo XVIII o principios del XIX de las manos de los esclavos. Según se dice, ellos la elaboraban a partir de la llamada agualoja, la cual se preparaba con canela, anís y hojas de higo hervidas con azúcar de pilón o raspadura de caña. 

Una vez enfriada, le agregaban aguardiente. Más tarde, comenzaron a agregarle frutas como ciruelas, piña en trozos pequeños, uvas pasas, grosellas, higos, cerezas… confitadas en almíbar. Así derivó en el «agualoja aliñada» o «el aliñao» con que se acompañaban distintas festividades.


Foto: Tomada de Casa Dranguet

Protegido por generaciones de granmenses, hoy el aliñao presume de su linaje patrimonial. Él es protagonista en los brindis más importantes de las familias, ya sea cuando nace un bebé, en el aniversario quinceañero del hijo o la hija, o en las bodas.

El proceso de fabricación suele iniciarse mediante un ritual «sagrado», luego de que en casa una mujer anuncia su gravidez. A partir de entonces, la familia comienza la cocción de las diferentes frutas con azúcar. La mezcla se coloca en una garrafa  y se le agrega trocitos de caña y alcohol o aguardiente. 

Al concluir esta fase, algunas personas optan por enterrar el recipiente de cristal; otras solo lo colocan tapado en un sitio seco y oscuro. Durante los largos meses de embarazo, los ingredientes macerados se convierten en  una peculiar exquisitez con muchos brindis que agasajar. 


Foto: Tomada de la página oficial de Unicef

Las copitas suenan una y otra vez entre familiares y visitantes que llegan al hogar para conocer al recién nacido. Como parte de la costumbre, dicen, si el bebé es hembra, suele guardarse una botella para descorcharse el día en que la chica cumple sus 15 años de edad. En tanto, otros brindis harán las delicias.

Una fiesta aliñada

En el verano de 2018, el cantautor Raúl Torres «desenterró» sus nostalgias por la tierra natal y creó un proyecto a pura cultura y tradición. Ese día hubo brindis porque nació la «Fiesta del Aliñao». Muchos amigos músicos, cantores, poetas… llegaron para celebrar con los bayameses.


El cantautor Raúl Torres y la «Fiesta del Aliñao». Foto: Luis Carlos Palacios

A lo largo de tres días, el jolgorio recorre escenarios de la ciudad de Bayamo y otras comunidades cercanas con eventos teóricos, descargas trovadorescas,  conciertos y suficientes ímpetus de convite. 

Y aunque la COVID-19 puso contención, como a otras tantas cosas, a nuevas ediciones, seguramente la «Fiesta del Aliñao» volverá a condimentar la tradición y sus ancestrales valores. La herencia perdurará, sin dudas, junto a ese frasco de cristal y al licor con frutas almibaradas. 


Foto: De la autora

Mientras la tradición cuaja sus raíces bien profundas, en lo personal conservo una botella de aliñao traída como recuerdo de mi viaje a Granma. De vez en cuando, pongo en ella algunas cerezas y ciruelas de mi patio cocidas en almíbar, además de trocitos de caña y aguardiente, según dicta la receta. 

¡Siempre viene bien una copita para brindar por la vida!

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