Decepciones clásicas
especiales
Fueron los surcoreanos los más bateadores del torneo (.336 de average y .542 de sluggin colectivamente, colíderes en jonrones con siete, segundos en carreras anotadas con 40, en OBP con .425 y en OPS con .967), pero su pitcheo ocupó el lugar 16 (7.55 de PCL) y eso los lapidó. Foto: Internet
Creo que todo el mundo coincidirá en que las grandes decepciones del V Clásico Mundial de Béisbol son Surcorea y República Dominicana, equipos con grandes plantillas que ni siquiera lograron acceder a la fase de cuartos de finales.
Los surcoreanos tenían todas las papeletas para acompañar a Japón como segundos del grupo B, pero tuvieron una noche fatídica contra Australia que los condenó a remar contracorriente.
Aquel desafío, en el cual el pitcheo relevo de los asiáticos fue maltratado por una ofensiva que luego mostró que no era obra de la casualidad, los dejó tocados y obligados no solo a ganar sus restantes encuentros, sino también a esperar que los australianos perdieran ante alguien más que no fueran los locales, porque se daba por descontado que a la novena liderada por el fuera de serie Shohei Ohtani nadie le podría vencer, y mucho menos en su tierra.
Fueron los surcoreanos los más bateadores del torneo (.336 de average y .542 de sluggin colectivamente, colíderes en jonrones con siete, segundos en carreras anotadas con 40, en OBP con .425 y en OPS con .967), pero su pitcheo ocupó el lugar 16 (7.55 de PCL) y eso los lapidó.
Pero si Surcorea decepcionó, mucho más lo hizo República Dominicana, que no solo se le veía como sobreviviente en el bien llamado Grupo de la Muerte, sino también en condiciones de plantarse en la final y discutir el trono.
Los dominicanos arrancaron con el pie izquierdo al ceder frente a Venezuela, pero ese traspiés ante el único equipo invicto de la zona americana pudo no haber sido tan costoso, porque tuvieron luego el encuentro de eliminación directa contra Puerto Rico.
Sin embargo, su ofensiva fue maniatada por varios lanzadores boricuas, y realmente en ningún momento se les vio en condiciones de remontar el marcador.
Para ese crucial tope el alto mando quisqueyano reservó a quizás su abridor más experimentado, Jhonny Cueto, pero el que peor presente tenía, y lo pagó caro, porque lo explotaron temprano y ese daño jamás se revirtió.
Muy probablemente todo estuvo condicionado por ese primer revés contra Venezuela, porque estuvieron todo el tiempo obligados a ganar, y por ende no se podía dar refresco al buen staff que llevaron (tercero en PCL), pero creo que por ahí se fue parte de la clasificación.
Evidentemente la tanda temible que lograron reunir se quedó muy por debajo de las expectativas, al ocupar el octavo puesto en promedio (.283) y sluggin (.442), undécimo en OBP (.365), y noveno en OPS (.807).
Si se habla de decepciones, casi siempre vienen acompañadas de sorpresas, y esta vez correspondió a australianos e italianos, ambos eliminados en cuartos de final, pero por quienes muy pocos apostaban para que llegaran hasta allí.
Quedan todavía sorpresas y decepciones, pero Cuba no estará en este último grupo.
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