DE LA TELEVISIÓN: Una historia, dos tiempos
especiales
A estas alturas a nadie le asombra el nivel de la factura de las telenovelas brasileñas. Hace mucho que la productora Globo (y no solo la Globo) ha alcanzado estándares de calidad formal que la ubican en la vanguardia del arte televisivo universal.
A través del tiempo (Cubavisión; lunes, miércoles y viernes) no es la excepción. Su puesta en pantalla es un mecanismo funcional y exquisito: fotografía, ambientación, decorados, diseños de presentación y despedida, musicalización, dinámicas espaciales…
La marca de la casa, que se sostiene también en la simpatía y el “saber estar” de los elencos.
Y convence no solo el empaque. Este es un folletín con todas las de la ley. Aunque algunos los crean (con sus razones) un divertimento ligero. O incluso un absurdo desde sus presupuestos argumentales.
¿Qué es eso de que los personajes reencarnen décadas después con las mismas apariencias, los mismos nombres y casi los mismos parentescos?
¿Por qué algunos se asombran de los presupuestos de A través del tiempo? Estaban perfectamente planteados desde el principio. Había criaturas angélicas propiciando o torciendo peripecias, había encuentros de personajes que parecían predestinados, había un regodeo místico que involucraba a varios núcleos de la historia.
Y aquí y allá se hablaba de reencarnaciones, de pagar o intentar resolver en otras vidas los errores que se cometían en la presente.
Una telenovela establece con su espectador un pacto ficcional, un acuerdo tácito que abre el abanico de posibilidades más allá de la vocación documental con que se asume otros géneros.
El folletín siempre ha sido campo fértil para la invención y el énfasis, y en la tradición brasileña (no tanto en la cubana) se han narrado muchas historias de decidido (y a veces singularmente hermoso) realismo mágico, con milagros incluidos.
Más allá de una identificación con ciertas corrientes metafísicas (que cuentan con muchos y muy entusiastas seguidores), esta telenovela dialoga con un entramado filosófico y cultural que está en el tronco de la identidad brasileña.
De acuerdo, aquí está simplificado, puesto en función de una historia potable y sin grandes pretensiones conceptuales. Convence o no convence a potenciales espectadores. Pero es perfectamente legítimo. Y nadie debería poner en duda sus posibilidades dramáticas.
Hay mucha tela para cortar en todas las tramas, hay puntos de giro, hay contraposición. Los capítulos son una sucesión de acciones más o menos trascendentes, que no dejan caer el interés.
Al principio hubo quizás demasiado regodeo en el planteamiento de los conflictos, pero a medida que la telenovela avanzó se movilizaron las líneas argumentales y hubo momentos, unos capítulos antes del cambio de época, en que no se le dio respiro al público.
Aquí nadie ha descubierto el agua tibia: héroes románticos y villanos, personajes trágicos y núcleos humorísticos. Cuando hay mucha intensidad dramática se distiende con escenas más ligeras. El folletín de toda la vida.
La telenovela puede ser mucho más, obviamente, y en el propio Brasil se ha demostrado. Muchos temas de gran impacto popular y polémicas de la contemporaneidad han encontrado en algunas producciones de ese país una plataforma propicia, sin que se alterara en su esencia el abecé del género.
No es el caso, en A través del tiempo no hay grandes reivindicaciones sociales, esta es sencillamente una historia de amor. Y los altibajos del amor y las relaciones humanas seguirán siendo la columna vertebral del folletín.
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Yosy
Adolfo León Lorenzo
Liop
marye
sheila valdivia hidalgo
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