Darle primero a la COVID-19: el nuevo presente
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Antes de la COVID-19: clases de lunes a viernes, reuniones de amigos, dominó, salidas nocturnas, fines de semana, abrazos, amores. Desde marzo hasta la fecha: nasobucos, pesquisas, consultas, partes médicos, distanciamiento. Así podría simplificarse, mal y pronto, el cambio que ha significado la actual pandemia en la vida de César Abrahán Pazos Ortiz.
Lo cierto es que a este estudiante de cuarto año de Licenciatura en Rehabilitación, como a muchos,la situación que afecta al mundo y a nuestro país le ha privado de sus actividades habituales, pero le aporta, en cambio, una experiencia de crecimiento en todos los sentidos.
Sus días inician con la pesquisa activa de las 67 viviendas que le corresponden en el Consejo Popular Príncipe, en Plaza de la Revolución, donde hay un alto por ciento de adultos mayores de 60 años, según cuenta.
Al principio, recuerda César Abrahán, »muchos pacientes se asombraban cuando nos veían todos los días y preguntaban “¿pero no viniste ayer? todo sigue igual”. Yo les explico que los síntomas pueden aparecer de un día para otro y nos reciben con cariño, incluso, los que quieren dormir su mañana, cuando les damos un toquecito a la puerta, terminan comprendiendo que es necesario y lo agradecen«.
Este joven,junto a sus compañeros, aporta con su labor diaria a la identificación de posibles infectados con el virus del SARS-CoV 2, pero también contribuye a mantener la vigilancia sobre otras enfermedades virales como el dengue, el zika, el chikungunya.
»Nos hemos encontrado adultos mayores que tienen otros padecimientos y no saben a dónde ir y con las pesquisas podemos facilitarle información viable sobre cómo dirigir alguna inquietud,o hasta alcanzarle el pan y los mandados a quienes lo necesiten«.
Y es que precisamente ahí radica la importancia de este momento, donde es tan valioso hacer lo que nos corresponde, con una alta dosis de humanismo y sensibilidad. »Realmente me siento útilhaciendo mi parte porque sé que va a trascender. Converso con mi hermano y concordamos en que, cuando tengamos hijos, les contaremos orgullosos cómo cada cual en su labor colaboró para hacer frente a la pandemia«, asegura.
Luego de terminar la pesquisa, Abrahán, como le dicen los más cercanos, se reúne con sus compañeros en el consultorio para elaborar el parte médico de lo recogido en el día. Al llegar a casa procura dedicar tiempo al entretenimiento: ver televisión, series, ponerse al día con las informaciones, hacer ejercicios y alguna que otra cosa de la escuela porque tiene seis seminarios pendientes para cuando reinicien las clases.
Pesquisar es indagar, examinar, explorar. Pero para los estudiantes de Ciencias Médicas, pesquisar es también conectar, proteger, apoyar, atender. Desde la experiencia de este joven: “Hay muchas personas que solo conocía de vista en mi barrio y ahora he tenido chance de interactuar con ellas aunque sea de lejos. Hasta nos brindan jugo o café, que debemos rechazar porque en el protocolo está mantener la distancia, pero les aseguramos que será posible en otro momento, cuando ya se pueda pasar y sentarnos a compartir,despuésque acabe esto”.
Y es que vendrá un después para todos. Para él, regresarán las clases, los exámenes, las reuniones de dominó, los viernes de Café Cantante, las guaguas apretadas para llegar a la Facultad, losamigos. Para entonces, esta etapa deaprendizaje le habrá mostradoque le habita dentro una fuente infinita de sensibilidad, humanismo y voluntad de hacer por el bien de losotros. Tal vez, herencia de lealtad y compromiso con los suyos, que le viene concedida desde el origen de sus dos nombres: César Abrahán.
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