CRÓNICA BIEN CORTA: Aprender a pintar a Coti

Hace décadas, cada sábado en la Televisión Cubana, Cecilio Avilés enseñaba a dibujar a los niños. Eran lecciones en la entonces Revista de la Mañana. En un papel en blanco el historietista hacía un trazo simple; podía ser, por ejemplo, un número 8. Y a partir de ahí, Cecilio creaba un dibujo sencillo.

Un día mostró cómo dibujar a uno de sus más emblemáticos personajes: Coti. Y el primer trazo era una letra C. Esa era el punto de partida para el pico curvo; después los ojos, la cabeza, las plumas del penacho, las alas, la cola... El lunes varios niños llevaron sus dibujos de Coti, y algunos enseñaron a otros los pasos para dibujarla.

Cecilio Avilés fue el padre del más popular héroe negro de la historieta y de los animados en Cuba, un niño como cualquier niño que vivía singulares aventuras con su mascota. Estimuló la imaginación de generaciones completas, divirtió enseñando. En algún lugar deben estar guardados mis dibujos de Cecilín y Coti. También aprendí a dibujar a los delincuentes de las historietas. Y muchos años después, ya adulto, jugaba con mis sobrinos a dibujar una cotorra a partir de una letra C.