El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, expresó el pasado lunes en diálogo con seguidores a la entrada de la residencia presidencial que “nadie puede obligar a nadie a vacunarse” contra la Covid-19. Así, el mandatario brasileño deja a la decisión de cada persona en su país si opta o no por que se le suministre el fármaco.

Su comentario tuvo lugar a raíz del encuentro con varios de sus simpatizantes, cuando uno de estos le pidió que se detuvieran los estudios de las vacunas al considerarlas “peligrosas”.

Posterior a estas declaraciones, la Secretaría Especial de Comunicación Social de la Presidencia de la República sostuvo, a través de la cuenta oficial de Twitter, que “el Gobierno de Brasil ha invertido miles de millones de reales para salvar vidas y preservar puestos de trabajo. Ha establecido una asociación e invertirá en la producción de vacunas. Recursos para estados y municipios, salud, economía, Todo se hará, pero imponer obligaciones definitivamente no está en los planes”. Convirtió así en oficial lo que en un principio habían sido declaraciones informales de Bolsonaro.

Al respecto se han generado diversas críticas en contra de la posición asumida por el ejecutivo nacional. El gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, expresó en rueda de prensa que que "en mi opinión la vacuna debería ser obligatoria para todos los brasileños; no consigo imaginar como cristiano que soy que alguien reniegue de la posibilidad de continuar viviendo, que alguien opte por la muerte".

Asimismo, la Sociedad Brasileña de Inmunización emitió una nota de prensa en la que expresaba su desacuerdo con el comentario de Bolsonaro y explicaba la importancia de las vacunas para los humanos.

“La vacunación se encuentra entre los instrumentos con mayor impacto positivo en la salud pública a nivel mundial, contribuyendo indiscutiblemente a reducir la mortalidad y aumentar la calidad y la esperanza de vida”, afirma la nota.

También, acota que es deber de cada persona buscar que sea vacunada, no solo por la protección individual que ofrece, sino colectiva.

El presidente Bolsonaro ha sido criticado por la prensa brasileña y extranjera por el tratamiento que ha hecho en el territorio nacional de la Covid-19.

El apoyo al uso de la hidroxicloroquina como tratamiento contra el nuevo coronavirus a pesar de no existir evidencias médicas que respalden que puede ser efectiva, salir en público sin portar la mascarilla, irrespetar las medidas de aislamiento y distanciamiento social han sido constantes en el actuar del mandatario desde que en el país se diagnosticaron los primeros casos de la enfermedad.

En tanto, actualmente Brasil continúa siendo la segunda nación más afectada del mundo, solo superada por Estados Unidos. Según los datos del Ministerio de Salud, este martes fueron contabilizados 3 millones 997.865 casos confirmados, mientras que el número de muertes asciende a 123.780.