Aunque el mundo les esté fallando, los países en desarrollo no cejan

“La conclusión es clara: el mundo le está fallando a los países en desarrollo”. Así sentenció este viernes en La Habana el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

Pero aunque sea una lamentable realidad, esa parte del planeta no ceja en sus empeños por defender sus derechos, por la vida digna que todos y cada uno de los humanos merece.

Esa actitud, casi inherente a la identidad de los países llamados tercermundistas, quedó confirmada durante la primera sesión de la Cumbre del G77 y China, que ha reunido en la capital cubana a 114 países, según cifras preliminares.

Y Miguel Díaz-Canel, al pronunciar el discurso inaugural como presidente de Cuba, país que ocupa la presidencia pro tempore de ese mecanismo negociador, exhortaba a los estados miembros a “luchar por nuestro derecho al desarrollo, que es también el derecho a existir como especie”.

Como entre los retos actuales del desarrollo se inscribe el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación, es ese el tema central  de esta Cumbre, argumentado ampliamente por el mandatario cubano y que concitó abundantes intervenciones y propuestas durante este viernes.

Desde el despliegue de proyectos de investigación conjuntos impulsados, fomentar el intercambio entre las entidades científicas del Sur y su comunidad científica y tecnológica, hasta la creación en este Sur tantas veces ignorado de una red de universidades y de plataformas tecnológicas comunes referidas al medio ambiente, la salud y otros temas igual de relevantes.

Todo esto y más, sustentado en análisis profundos, ponderados, que apuntaban a la médula de los problemas de esta parte mayoritaria del mundo, y en cuyos debates se reflejó “un altísimo nivel de conciencia política”, al decir del director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Rodolfo Benítez.

Conciencia política que movilizó no pocos reclamos en torno a la necesidad de modificar la actual arquitectura financiera del mundo, tan poco equitativa como injusta.

Comunidad de intereses y de empeños solidarios distinguieron este ya histórico primer día de reunión, del que pareciera continuar aún resonando la sentencia del presidente cubano:

“El único camino válido para que esta nave mundo no termine como el Titanic, es la cooperación, la solidaridad, la filosofía africana del Ubuntu, que entiende el progreso humano sin exclusiones, donde el dolor y la esperanza de cada uno sea el dolor y la esperanza de todos”.