Atletismo: las marcas de un año “olímpico”
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Conseguir el mejor resultado de la temporada en la competencia fundamental constituye la aspiración de todo atleta. Cumplirlo se convierte entonces en prueba fehaciente de una exitosa planificación del entrenamiento.
Con ese fin trabajan arduamente estrategas y pupilos. Acercarse al objetivo con mayor o menor exactitud confirma lo acertado o no del plan trazado, y permite además perfeccionar los métodos ensayados de cara a próximas campañas.
En este 2020 lo anterior ha tomado otra dimensión, por las postergaciones y/o suspensiones de varios certámenes debido a la pandemia de la COVID-19, cuyo azote todavía mantiene en vilo no pocas decisiones relacionadas con el mundo del deporte.
La reprogramación de los Juegos Olímpicos de Tokio para el verano de 2021 movió el “centro de gravedad” de un año pensado como trascendental para el atletismo. Sin embargo, una mirada al ranking mundial permite sacar algunas “cuentas”, la más notoria —quizás— vinculada a cuántas de las mejores marcas se concretaron en tiempos cercanos a la fecha original de esa cita.
En principio, los japoneses recibirían a la familia olímpica del 24 de julio al 8 de agosto del calendario en curso. Por tanto, si tomamos como referencia esos meses encontraríamos marcas sobresalientes y 32 registros líderes.
Vale recordar que entre febrero y marzo inició la “paralización” del planeta, pues las medidas sanitarias impusieron limitaciones de viajes y distanciamiento físico. Ello obligó a modificar, en mayor o menor medida, los planes de entrenamiento. La situación también frenó el calendario competitivo, imposible de retomarse de algún modo hasta mediados de junio.
El continente europeo, entrado antes en la fase recuperativa, tras el primer golpe de la pandemia, lleva cierta ventaja y por eso ha acogido casi todas las marcas. Estados Unidos también ha mantenido algo de acción, pese a los serios estragos dejados allí por el nuevo coronavirus. La peor parte les ha tocado a los atletas latinoamericanos, en una región todavía enfrascada en la lucha por frenar la pandemia, y donde las limitaciones para asistir a lides y prepararse resultan mayores.
Aún en medio de tan complejo panorama, lo visto este verano hace pensar en la óptima forma en que hubiesen llegado los atletas a Tokio 2020. Algunos tiempos y marcas sobresalen por su magnitud.
Por ejemplo, el 18 de julio en la ciudad estadounidense de Marietta, el balista local Ryan Crouser subió a su expediente un lanzamiento de 22,91 metros, con el cual igualó el tercero mejor de todos los tiempos.
Sin embargo, por su trascendencia, el principal referente es el récord mundial de los 5 mil metros (12:35.36 minutos) firmado por el ugandés Joshua Cheptegei el 14 de agosto en Mónaco.
Destrozó en casi dos segundos el impuesto en 2004 por el mítico etíope Kenenisa Bekele, además de despertar innumerables comentarios tras asegurar que ahora irá por el de los 10 mil metros. El plan del africano es sumar ambos registros a los que ya posee en esas mismas distancias en la modalidad de cross country.
De esa propia jornada datan otros liderazgos del ranking, como los 14:22.12 minutos impuestos en los 5 mil metros para mujeres por la keniata Hellen Obiri; los 19.76 segundos en 200 metros fijados por el estadounidense Noah Lyles; y los 1:43.15 minutos de su compatriota Donovan Braizier en los 800 metros.
Agosto fue un buen mes, pues en su primer día la norteamericana Valarie Allman pasó a comandar el escalafón mundial del disco con 70,15 metros. Lo hizo en un control del entrenamiento, pues se trata de una especialidad con escasas competiciones en estos tiempos.
Tres semanas después, exactamente el día 26, el noruego Karsten Warkhom se instaló en la cima de los 400 metros con vallas con una carrera de 46.87 segundos. Así fijó el segundo mejor crono de la historia en esa especialidad.
Las gratas noticias se han extendido incluso a septiembre, pues el día 2 el jabalinista alemán Johannes Vetter sorprendió con un disparo de 96,76 metros, válido para instalarse en el segundo escaño del listado mundial de todos los tiempos.
Mención aparte merece el joven pertiguista sueco Armand Duplantis, quien se ha “cansado” de superar hitos a lo largo de la presente campaña. Uno de esos lo protagonizó el 7 de septiembre último, cuando superó los 6,07 metros, a solo siete centímetros del récord mundial de Sergey Bubka. Pero ojo, eso es al aire libre, pues desde el pasado febrero le arrebató al francés Renaud Lavillenie (6,16) el trono bajo techo con saltos de 6,17 y 6,18 metros. Eso confirma lo que podía suceder en un ambiente tan competitivo como el que siempre aflora bajo los cinco aros.
Sin duda, algunos de esos momentos habrían llegado en suelo nipón. Habríamos disfrutado de más de un récord y el atletismo volvería a estar entre las grandes vedettes de la cita. Mas, por ahora, solo queda esperar varios meses para que renazca de nuevo esa magia olímpica.
CUBANOS RETOMAN EL PASO
Las consecuencias de la COVID-19 han impedido a las principales figuras del atletismo cubano protagonizar relevantes marcas y optar por el liderazgo en sus especialidades. Desde marzo pasado ninguno ha podido competir de nuevo.
Para esa fecha apenas habían iniciado los controles internos, suspendidos cuando todas las selecciones élites de la Isla debieron renunciar a la concentración en las escuelas nacionales.
No ha sido hasta principios del actual septiembre que un grupo de 14 atletas, con presencia asegurada en Tokio, regresó a la acción en tierras camagüeyanas, debido a la situación epidemiológica que afronta la capital.
«La planificación cambió totalmente, pues la estrategia estaba encaminada a lograr la mejor forma en estas fechas. Ahora tenemos un plazo de 48 semanas y las vamos a dividir en dos macrociclos, el primero enfocado en el campeonato mundial bajo techo y la Copa Cuba, y el otro en los Juegos de Tokio», dijo a JIT el jefe técnico Daniel Osorio, con la esperanza de que la pandemia esté controlada para entonces.
A estas alturas, el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría y las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero debían haber acaparado titulares, pero en cambio tienen la misión, junto al resto de los preseleccionados, de recuperar los meses de casi inactividad e insertarse en las competiciones planificadas, lo cual debe suceder a principios de 2021.
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