Atletismo en Cuba: talento sostenido de cara al futuro
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Leyanis Pérez. Foto: Calixto N. Llanes
Cuando a mediados de marzo próximo el atletismo retorne a la acción en casa con la celebración de la Copa Cuba –suspendida por la covid-19 en las dos temporadas más recientes–, serán varios los temas a seguir luego de lo vivido en el año que despedimos.
Quizás lo más importante será constatar el estado de figuras clave para el ciclo que cerrará con los Juegos Olímpicos de 2024, y no solo de aquellas que ya irrumpieron en la élite y se antoja lógico que se mantengan… Se trata de quienes enseñaron potencialidades desde edades juveniles y les toca dar el salto hacia la consagración.
Entiéndase que hablamos de algunos de nuestros representantes en los recientes I Juegos Panamericanos Júnior de Cali 2021, sobre todo de los que acapararon titulares. Nombres como los de Leyanis Pérez (triple salto), Leonardo Castillo (400 metros), Greysis Robles (100 metros c/v), Arilianis Colás (400 c/v), Yoao Illas (400 c/v), Yaritza Martínez (lanzamiento del martillo) y Juan Carley Vázquez (impulsión de la bala) vienen a la mente.
A la ciudad colombiana Cuba llevó a 34 competidores, y pese a que transitaban por una etapa de preparación general, regresaron con nueve medallas de oro, seis de plata y tres de bronce, además de 10 marcas personales.
Ese resumen estadístico, puros números, no refleja el alcance de lo hecho. Más importante resulta que al margen de las medallas hubo registros muy interesantes que confirman la existencia de talento. Se impone ahora moldearlo.
Uno de los ejemplos más significativos lleva el nombre de Leyanis, una pinareña de 19 años de edad que fijó el récord nacional juvenil en 14,53 metros. Reinó sin problemas en Cali y lo hubiese hecho igual en el Campeonato Mundial Juvenil de Atletismo de Nairobi, pero se lo impidió la misma lesión que también le destrozó el placer de debutar bajo los cinco aros en Tokio 2020.
Otro dato interesante sobre la alumna de Ricardo Ponce es que saltó por sobre los 14 metros en más del 80% de los eventos en que participó. Y por añadidura, cuenta con un físico envidiable para esta especialidad, tan competitiva ahora mismo en el mundo.
La medalla de oro conquistada por la posta femenina de 4x400 metros en el Campeonato Mundial de Relevos de Silesia, y las preseas conseguidas en la capital de Japón, que extendieron la cadena consecutiva de podios en juegos olímpicos desde Barcelona 1992 a la fecha, forman parte de los más prominentes resultados logrados en 2021.
El desempeño de la cuarteta integrada por Rose Mary Almanza, Roxana Gómez, Zurian Hechavarría y Lisneydi Veitía, con Sahily Diago como suplente, llenó de orgullo e ilusión a especialistas y aficionados.
El grupo respondió a las expectativas avanzando a la final de Tokio 2020, en la cual cerró con un octavo lugar, pero firmando tiempo de 3:24.04 minutos, a solo un segundo del récord nacional.
Cada una aportó talento y esfuerzo, desde los entrenamientos hasta el momento de asumir protagonismo, cuando hubo que hacer cambios en la formación. Todas merecen un gran reconocimiento.
No obstante, sería injusto dejar de subrayar lo conseguido por Roxana -en unos días cumplirá 23 años-, pues se adueñó del tercer renglón en el listado histórico de los 400 metros para damas en la Isla con marca personal de 49.71 segundos. Si una molestia no le hubiese impedido completar la final olímpica de esa distancia, quién sabe si su marca fuera otra hoy.
También Almanza logró registros personales en los 800 metros y se consolidó como la mejor cubana en esa distancia en la actualidad, aunque volvió a quedar en deuda con un resultado “grande”, teniendo en cuenta lo mostrado a lo largo de la temporada.
Desde Tokio 2020 vivimos otras alegrías, como la destacable medalla de bronce ganada por Yaimé Pérez en el disco, junto al inédito doblete de plata y bronce firmado por Juan Miguel Echevarría y Maikel Massó, respectivamente, en el salto de longitud.
Por supuesto, quedó la inconformidad por la ausencia del título que se espera desde Pekín 2008, y el desagradable sabor de varias lesiones que lastraron esa posibilidad.
Como saldo global, los resultados en el certamen olímpico confirmaron las potencialidades presentes en los saltos y lanzamientos, y tras años de espera se vislumbran mejores desempeños en la pista, sobre todo con las mencionadas mujeres de 400 y 800 metros.
El prometedor panorama terminó algo empañado por deserciones y solicitudes de bajas de algunas figuras que debían asumir mayor protagonismo durante el ciclo que ahora comienza. El problema no es nuevo e impone trazar estrategias para minimizar su impacto y potenciar el relevo en todas las especialidades.
Atrás queda otra temporada marcada por la pandemia de la covid-19, que forzó adaptaciones de los sistemas de entrenamiento y la ruta crítica competitiva. Pero a su vez confirma que hay empeño y reales posibilidades de mejorar resultados en la “autopista” hacia París 2024.
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