Atentos a las señales del planeta
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Imagen tomada de https://www.eleconomista.es
Todos los esfuerzos del mundo son necesarios para salvar el planeta de la crisis medioambiental. Muy recientemente hemos vivido fenómenos importantes como las lluvias intensas generadas por Oscar en el oriente cubano, también un poco antes el tifón Yagi, en Vietnam, o la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), hace tan solo unos días, en Valencia, España, que nos dejó imágenes increíbles de autos amontonados en el lodo como si fueran piezas de juguete.
Esos son solo unos ejemplos. El año aún no termina y continúan las amenazas de precipitaciones y todo el desastre que viene asociado. Cada vez se siente peor, mientras realizamos eventos y no conseguimos acuerdos concluyentes que de verdad impulsen acciones globales para disminuir los efectos del calentamiento global que cada vez es más inevitable y más fuerte su presencia.
Ni siquiera para la primera potencia mundial, Estados Unidos, esta situación es ajena porque un huracán no entiende de posturas políticas ni de economías, y arrasa con todo a su paso. De hecho, en temporada ciclónica es uno de los países que nunca escapa y sufre sus estragos con muerte y destrucción.
Sin embargo, también es cierto que las naciones más desfavorecidas son también las más golpeadas, las que menos recursos tienen para recibir el impacto de tales fenómenos y para recuperarse con menos presteza después. Esa es la realidad. Por eso, de las primeras iniciativas siempre está aunar esfuerzos para crear fondos de ayuda a esos pequeños territorios que nunca serán suficientes por sí solos para resolver sus asuntos y sostenerse en pie porque el medioambiente, además de consciencia colectiva, necesita infraestructura.
No obstante. Siempre nos quedan las dudas de si los fondos concertados son bien empleados luego o si manos oportunistas lo malversan.
Cada evento termina con una inmensa lista de acciones, fruto de negociaciones que tienen su meta en el cada vez más cerca año 2030. Se trata entonces de una carrera contrarreloj para disminuir la incidencia de la actividad humana en el cambio climático, la contaminación tan evidente en todas las esferas, además de otros males como la deforestación, la caza y la pesca indiscriminada, o la minería ilegal.
Un ejemplo reciente es la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16), celebrada en Colombia sin grandes resultados tangibles más allá de ser portavoz de la comunidad indígena que allí se vio representada y pudo hacerse escuchar, ser protagonista hasta cierto nivel.
Siempre será positivo aumentar la conciencia sobre la crisis climática, pero no es suficiente establecer agendas y firmar compromisos si luego no vemos materializado lo pactado para detener el colapso ambiental producido, por una parte, por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera que provoca el incremento de la temperatura de la Tierra.
Ya no creo que podamos librarnos del cambio climático, pero vivir en armonía con la naturaleza parece ser la única alternativa para conservar la humanidad por un poco más de tiempo. En tan solo unos días la 29ª Conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) se desarrollará en Bakú, Azerbaiyán, con la mira en la renegociación de compromisos para proteger el planeta, pero lo más importante seguirá siendo estar atentos a las señales que nos da de su agonía.
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