Para el cineasta cubano Arturo Sotto, su cortometraje La novicia jardinera constituye un diálogo con los espectadores a través del amor y del acto de crear.

La pieza, de 29 minutos, estuvo en competencia en la edición 43 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y habla del amor romántico en tiempos de pandemia, de cómo se vive ese vínculo en situaciones extremas para los seres humanos y de la necesidad de estos de comunicar dicho sentimiento.

Cubavisión tuvo incidencia en la concreción de esta obra audiovisual, que obtuvo el premio colateral El Mégano, entregado por la Federación Federación Nacional de Cine Clubes de Cuba.

Hoy ahondamos un poco con Arturo Sotto acerca del proceso de realización del corto protagonizado por los jóvenes actores Daniel Romero y Andrea Doimeadiós.

La génesis del proyecto estuvo en una convocatoria emitida por el Instituto de Arte e Industria Cinematográficos, para contar historias que tuvieran como centro el amor en el contexto pandémico dibujado por el desarrollo de la COVID-19.

“Durante el 2020 y parte del 2021 pudimos ver muchos audiovisuales, películas y series que abordaban la pandemia desde la actualidad, que era el conflicto que todos estábamos viviendo.

“Entonces, pensé en alejarme un poco del presente y remontarme a una pandemia como la de la Gripe Española, que fue tan terrible como esta y prácticamente no se conoce en Cuba, aunque también tuvo sus efectos en nuestro país”, señala Sotto.

Quien refiere que el espíritu romántico de la época (los últimos años de la segunda década del siglo pasado) lo animaron a ubicar la historia allí.

Al respecto del elenco, además de por Daniel Romero y Andrea Doimeadiós integrado por Verónica Lynn, Oneida Hernández, Fernando Hechavarría y Argelio Sosa, el director enfatiza que fue pensado a medida que se materializaba la posibilidad de realizar la película.

“A veces son procesos intuitivos; excepto con Fernando, que tiene una actuación especial, con ninguno de ellos había trabajado antes... Andrea desarrolla una participación pequeña en Nido de mantis, pero no un personaje con el carácter que tiene en La novicia...

“Fueron un descubrimiento hermoso y provechoso para la película. Tanto los jóvenes como los consagrados son extraordinarios”, subraya Sotto.

¿Qué destacaría del desempeño de los dos jóvenes protagonistas de La novicia jardinera?

“Andrea (que interpreta el personaje de Adelina), y Daniel (que encarna al fraile Gabriel) constituyen el alma de la película. Tuve muy poco tiempo para trabajar con ellos, porque esta fue una producción muy difícil: filmamos en medio de la pandemia y en condiciones complejas.

“Es cierto que por ser un cortometraje no son muchas las escenas, pero todas las que rodamos eran de gran intensidad, de muchos matices. Fue un proceso muy rico y estoy muy contento con el resultado final”.

¿Cómo condicionó la pandemia el desarrollo del proceso de filmación?

“Rodamos en el momento más crítico de la pandemia, en el verano del 2021. No podíamos filmar de noche, no podíamos filmar en exteriores. O sea, tuvimos que adaptar la historia, de alguna manera, a esas condiciones.

“Ya las tenía pensadas desde el guion, porque es una historia conventual. Sin embargo, queríamos darle un poco de aire a la obra, refrescarla, oxigenarla también con algunas secuencias en exteriores que no pudieron estar en la película.

“Teníamos un financiamiento que no se podía exceder. Trabajamos con mucha presión y, al mismo tiempo, con mucho gusto, pues la historia ameritaba el placer de filmarla.

“Rodamos toda la película en la Iglesia de la Merced, en la Habana Vieja. La convertimos en un escenario múltiple donde construimos comedores, pasillos, celdas de monjas, cuartos de frailes... Todo lo fuimos ajustando a ese aliento un poco claustrofóbico y conventual de la historia, pero con el placer que tiene para muchos de nosotros hacer una película”.

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Luces que se apagan. Un equipo que proyecta en una pantalla gigante una pieza audiovisual coproducida por la productora Vedado Films y el canal Cubavisión. Escenas que ruedan delante de personas ávidas de cine cubano.

Un público que parece conectar con la obra y cumplir con esa intención de diálogo sobre el amor en tiempos difíciles que pretende Arturo Sotto con La novicia jardinera.