ARTE EN LA RED: Teatro de marionetas
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Utagawa Kunisada (Toyokuni III) (1786-1865): Los actores Kawarazaki Gonjūrō y Nakamura Shikan en la obra “Espectáculo de marionetas”. 1861. Xilografía policroma, díptico; 36 x 49.1 cm. Colección de Arte Japonés del Museo Nacional de Bellas Artes.
Hay quien dice que los actores son marionetas de los dramaturgos y los directores. Evidentemente, es una opinión tendenciosa. Ignora la fuerza poderosa de una personalidad, de un oficio, del impulso íntimo que marca cualquier interpretación. Dramaturgos y directores muestran un camino, pero el actor es quien lo recorre en cada presentación.
De cualquier forma, el símbolo de la marioneta ha sido una y otra vez referido sobre escena, en puestas que lo asumen muchas veces como provocación lúdica.
Aunque en esta pieza el juego es muy serio y ceremonioso, a la manera de la inmensa tradición del teatro japonés.
Leamos lo que narra la obra que aquí se recrea, una versión satírica de un pasaje de la venganza de los 47 samuráis, relato muy conocido del acervo oriental: Yoichibei, que acaba de vender a su hija para reunir dinero en apoyo a la causa de la venganza, es atacado por el ladrón Ono Sadakurō, quien le roba el monedero y lo asesina.
Los protagonistas son dos celebres actores del siglo XIX: Kawarasaki Gonjūrō I (derecha), en el personaje de la marioneta de Ono Sadakurō y Nakamura Shikan IV (izquierda), interpretando a la marioneta de Yoichibei.
El kabuki prodiga historias tan escalofriantes como esta, pero el hecho de que estén protagonizadas por muñecos alivia las tensiones. Para eso sirven las marionetas: pueden ser hermosos sucedáneos.
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