ARTE EN LA RED: Tan pequeños ante la grandeza del paisaje
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El lago del Rey. 89 x 126.5 cm. Colección de la Escuela Alemana del Museo Nacional de Bellas Artes. Se exhibe en el Edificio Arte universal.
Los paisajes alpinos han sido tema recurrente en el arte europeo; han sido recreados, con disímiles implicaciones, por artistas de más de un movimiento pictórico. Pero hay algo siempre en común: la fascinación ante la magnitud, que le impone al ser humano una pequeñez respetuosa.
Es tanta la belleza de esas visiones, que necesariamente el hombre se siente disminuido ante la obra de la naturaleza, que algunos asumen creación divina.
En esta pintura del alemán Johann Heinrich Ludolf Steinike (1825-1909) se puede apreciar uno de los más hermosos lagos de esos parajes. Como para resaltar la grandeza del conjunto, el pintor incluye las figuras de una mujer con una niña y un perro, y en la lejanía, una iglesia que se pierde entre las montañas.
El ser humano y lo que el ser humano ha construido parecen nimios ante la majestad de los Alpes, quizás la más célebre cadena montañosa de Europa. Incluso, siguiendo esa lógica, el arte resultaría menor ante esa arrolladora fuerza. Pero ¿de verdad la naturaleza establece su propia poesía?
La poesía la alumbra el hombre, con la singularidad de su mirada. Gracias al hombre, este paisaje puede trascender el cepo de la geografía y establecerse en un ámbito menos rígido: mundo de las ensoñaciones.
La belleza del paisaje alpino es, en definitiva, la belleza según el hombre.
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