ARTE EN LA RED: El corsé desnudo

La búsqueda de la belleza (o lo que la moda dicta que es la belleza) puede ser una experiencia incómoda, hasta dolorosa. Que le hubieran preguntado a tantas damas y señoritas encumbradas de antaño, que tuvieron que someterse a los rigores de un corsé con tal de lucir una cintura de avispa.

El corsé —lo dijeron o lo pensaron muchas— es un instrumento de tortura.

El cuerpo de mujer que recrea Osneldo García parece ajustado por un corsé. Y aunque no hay rostro, uno puede vislumbrar la actitud sufriente. La rugosidad del hierro evoca una piel no precisamente tersa, el sexo amenaza con clavos. Esta no es una pose feliz. Parece acto de dolorosa resignación. O de beligerante resistencia.

La vocación expresionista del escultor da pie a lecturas disímiles, que pudieran incluso sostener alegatos contrapuestos. El cuerpo es el comienzo de muchos (e insospechados) caminos. Esta escultura dice, inquieta, seduce, atemoriza…