ARTE EN LA RED: Bajo la sombrilla

Las sombrillas (algunas sombrillas) unen belleza y utilidad. Pueden ser (bien llevadas) accesorios de singular elegancia, complemento de gran plasticidad. Basta con revisar la historia del arte: pululan los retratos con sombrillas.

El italiano Edoardo Tofano (1838-1920) tenía una prioridad en su producción: las mujeres. Buena parte de sus pinturas son retratos de hermosas damas, que se regodean en un apacible exotismo. Al pintor le gustaban los adjetivos: hay casi siempre abundancia de detalles, que hablan de la minuciosidad de un artista apasionado por la historia.

Es el caso. Es bella la mujer que se retrata, pero la sombrilla tiene también su mérito. Los juegos de la luz que filtra ofrecen un caleidoscopio maravilloso. Una aureola de distinción, con evidentes reminiscencias orientales.

Hay quien menosprecia este tipo de retrato, donde no se hacen evidentes conflictos, matices, contradicciones. La belleza por la belleza, dicen condescendientes. De acuerdo, habrá obras (muchas) más inquietantes, contundentes, beligerantes, conmovedoras... Pero la belleza nunca sobra, aunque sea más bien superficial.

Siempre habrá tiempo y necesidad de ir a las profundidades. O marchar al sol, sin la protección de una sombrilla.