Ante la muerte de un hombre magno: Felipe Guerra Matos
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Felipe Guerra Matos, un héroe y uno de los seres humanos más sencillos que he conocido, falleció recién: 10-2-2024. Capitán del Ejército Rebelde, cumplió y sobrecumplió misiones indispensables, orientado por Fidel o Celia Sánchez, donde se jugó la vida muchas veces en las montañas creadoras y conduciendo ese calor especial al llano.
Después de la victoria del pueblo, tomó posesión de la Dirección General de Deportes (Dgd), el 13 de enero de 1959, en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, sin ser un gran conocedor de la cultura física. El complejo momento hacía necesario ubicar en los cargos principalmente a quienes demostraban ser fieles a los sueños que comenzábamos a construir.
El talento alejado de la virtud destroza. También no dominar la tarea encomendada hace daño. Se haría camino al andar y fortaleceríamos nuestros saberes al hacer. No existía otra forma: había que jugársela así. Cuando no encontramos la persona que reúna ambas cualidades, es obligatorio probar en la práctica al designado e irle fortaleciendo lo faltante.
Guerrita, como le llamaban cariñosamente, había demostrado con los hechos el amor a la Revolución, su bondad, su inteligencia natural y su disciplina. La inmensa mayoría de sus camaradas confiaban en él, aseguraban que sabría crecerse: cumpliría y haría cumplir. ¿Acaso pasó una escuela militar para llegar a capitán? Y había honrado esos grados fehacientemente. Era la etapa inicial desbrozadora para facilitar el arribo del organismo nuevo, a partir de lo mejor de lo existente, superarlo y así ascender a la altura necesaria con el objetivo de conseguir que la cultura física fuera de todos los que valen de alguna manera.
Ganemos claridad en el asunto: el posterior Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (Inder) no apareció gracias a “una varita mágica” sino por el proceso radical transformador vibrante en todas las ramas del país, donde la forjadora bondad debía vencer las garras de la maldad todavía amenazantes. No basta que el poder esté en manos de las masas; hay que saber cómo usarlo. Quienes dirigen están obligados a aprender cada vez más y enseñar a sus seguidores. El alma limpia y en alza la capacidad de unos y otros. De esa forma siempre se intentó realizar. Y se realizó.
El compañero que más domina esa fase iniciadora, Carlos E. Reig Romero, demuestra la calidad de la labor de Guerra Matos en la vanguardia de la Dirección General de Deportes, desde que “…fue elegido por el Comandante en Jefe Fidel Castro para conducir las riendas de la DGD…”. Si el 13 de enero de 1959 asumió dicho cargo, el “...nombramiento fue ratificado por la Ley No. 72 del 13 de febrero de 1959”. Lo entrecomillado en mis líneas pertenece al texto de Reig titulado Primer inning del béisbol revolucionario, que forma parte del libro Con las bases llenas. Béisbol, historia y revolución. Editorial Científico Técnica La Habana, 2008. Se le respeta, además, su escritura.
Comenzaba a ir la Revolución a esa importante trinchera: pues a trabajar duro, a crear, la vista puesta esencialmente en la masividad, en el papel formador, sin significar soslayo al alto rendimiento y al combate por elevar el desempeño en lo internacional.
Reig señala: “Guerra Matos tiene ante sí la tarea titánica de poner a andar el existente entramado organizativo, participativo y competitivo del deporte nacional y, simultáneamente. Hacer realidad las ideas e intenciones de la dirección de la Revolución en esta esfera de la cultura, resumidas en el lema de la DGD: más deporte y menos vicio, que exige llevar el deporte a todos los rincones del país, facilitar a todo el pueblo-sin exclusiones de raza o estatus económico social-, el desarrollo de sus condiciones físicas, la sana práctica y competición deportivas y el disfrute del espectáculo que ofrecen las lides de los diferentes deportes”.
Guerrita, de esa forma se le llama cariñosamente, une lo óptimo de las fuerzas humanas del sector, las desarrolla. “Desde enero y hasta el mes de octubre de 1059, la DGD construye diecinueve campos deportivos con el apoyo de los patronatos; distribuye implementos por todos los rincones del país; logra que el 3 por ciento de la población practique deportes, de menos del 1 por ciento en 1958…”
También "...organiza y realiza con el apoyo de las ligas, sociedades y clubes, cuarenta y ocho competencias de ciclismo, tres campeonatos nacionales de handball (balonmano), el campeonato juvenil de béisbol y el de gimnástica; un campeonato nacional de baloncesto, dieciocho regatas de kayacks, seis campeonatos de natación, un carnaval atlético de campo y pista (femenino y masculino), competencias de balompié inter barrios, veintidós lides de tiro, series internacionales de voleibol, baloncesto, y softball".
Hay "...además torneos de pesas, motociclismo, voleibol, tenis, softball, ajedrez, caza submarina, regata de velas y botes con motor y envía al extranjero equipos de ajedrez, caza submarina, pelota infantil (dos cubanitos) y de balompié".
Resalta el lógico apoyo al deporte nacional, la pelota, con diversas conquistas como efectuar el primer campeonato verdaderamente nacional porque es "...sin exclusión alguna, que les permite discutir el campeonato de su provincia y, a su vez, la posibilidad en la serie final nacional". Jamás se había conseguido una masividad como esta en la disciplina preferida por la Mayor de las Antillas: 240 equipos y 5 085 peloteros; 70 novenas de la capital intervinieron. La final: entre los Mulos de Nicaro y los representantes de la Universidad de La Habana con victoria de los ases de Oriente.
Carlos Reig aclara: “La DGD no persigue con esta contienda afectar los intereses de las Ligas existentes, ni ser su adversario. En fraternal emulación pretende realizar o complementar lo que ellas y las anteriores directivas gubernamentales del deporte no han hecho por falta de interés, iniciativa o recursos. Es una lid libre, a la que pueden inscribirse los equipos de cualquier región de la isla, oportunidad para los que no participan en otras ligas, de llegar a la serie nacional final”.
No parte de cero el INDER cuando nace el 23 de febrero de 1961, con José Llanusa Gobel al frente, un gran revolucionario conocedor de la cultura física, integrante en varias ocasiones del seleccionado nacional de baloncesto, atleta participante en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 (lugar 13 entre 23 conjuntos) y medallista de bronce en los Centrocaribes de Guatemala en 1950. También entrenador y con rigurosas publicaciones sobre el deporte desde el punto de vista técnico y social.
Se iniciaba una fase definitoria, sobre un basamento poderoso en lo espiritual y lo material, prometedor de muchísimo más. Nunca deben ser lanzadas al olvido las faenas forjadoras de la Dirección General de Deportes y de Guerrita, indispensables para el salto cualitativo de la cultura física en Cuba. ¡Y qué salto!
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