Aniversario 510 de Santa María del Puerto del Príncipe

Fotos: Balán Sainz, ACN

Atractiva por su arquitectura, en la cual el barroco y el neoclásico confluyen, Camagüey es esa ciudad por excelencia para entrar en contacto con fastuosas iglesias y plazas empedradas impresionantes por su trazado, donde se pueden apreciar las obras escultóricas que abrigan.

Tiene aires de reina, por su rancia estirpe, el donaire de sus mujeres, la cortesía de sus pobladores, el sortilegio que envuelve a sus calles estrechas, expresión viva de los tiempos de la colonia, y por su símbolo: los panzudos tinajones de barro rojo.

Mucho patrimonio tangible se aprecia en esta añeja urbe, que forma parte de las Siete Villas fundadas por España en Cuba y que este 2 de febrero arriba a su aniversario 510.

Fue bautizada con el nombre de Santa María del Puerto del Príncipe y su instauración ocurrió en un poblado costero a orillas de la norteña bahía de Nuevitas, que en esa época era nombrada Punta del Guincho, en el cacicazgo de Mayanabo, coincidiendo con el sitio donde el Almirante Cristóbal Colón había plantado una cruz anteriormente, cuando tocó tierra.

Debido a que en ese lugar no existían las condiciones idóneas para el abasto de agua y de alimentos, resultó necesario buscar otras locaciones, con tierras fértiles, y ya en 1528 la villa quedó ubicada más al centro, entre los ríos Tínima y Hatibonico. Con el decursar de los años comenzó a llamársele   Puerto Príncipe, para más tarde en 1903 quedarse con el nombre oficial de Camagüey.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró su centro histórico Patrimonio de la Humanidad en 2008 y destaca entre los más extensos y mejor conservados de la Isla. Escenario de luchas por la independencia de Cuba de la metrópoli española, Camagüey aportó a esas gestas hombres de la talla del General Ignacio Agramonte, conocido por el apelativo de El Mayor.

Sitios de interés

Al llegar a esa provincia hay un detalle que llama la atención: los tinajones de barro, que en otras épocas se utilizaron para acopiar agua, pero que ya desde hace años tienen igualmente función ornamental, sin descartar su uso en labores cotidianas, y representan un símbolo de esa tierra, donde todavía muchas cubiertas de casas están coronadas por tejas de barro rojo.

Resulta un lugar muy interesante la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria, conocida como la Parroquial Mayor, que tiene una plataforma desde la cual se pueden visualizar hermosas áreas de la ciudad, y constituye el principal templo de la Arquidiócesis.

El Parque Ignacio Agramonte, surgido en 1528 como Plaza de Armas, cambió su nombre en honor al héroe independentista cubano, cuya estatua se erige en el centro y fue esculpida por el  italiano Salvatore Boemi.

Figura entre los sitios de interés la Plaza de San Juan de Dios, construida en 1728, la que cuenta con un conjunto escultórico muy bien conservado, en tanto la iglesia de igual apelativo en ese emplazamiento posee una imagen en tamaño real de la Santísima Trinidad, una de las pocas existentes en el mundo.

Muy pintoresca y atractiva es la Plaza del Carmen, surgida en las primeras décadas del siglo XIX. Sobresalen en ella las mujeres esculpidas en marmolina, pues dan la impresión de que van a conversar desde sus taburetes criollos con quienes se acercan. Asimismo despiertan la curiosidad del transeúnte las esculturas del otrora vendedor de agua, el lector de periódico o la pareja de enamorados.

Pero hay, además, otros espacios dignos de visitar como la Plaza de Nuestra Señora de la Merced, frente a la iglesia del mismo nombre, construida en 1601, también llamada “de los Trabajadores”, la Plaza de la Soledad o la del Gallo.

En la esfera cultural resalta el Teatro Principal, abierto en 1850, y hoy sede de la Orquesta Sinfónica Provincial y del Ballet de Camagüey. Valiosas colecciones de arte  atesora el Museo Provincial, ubicado en una edificación que sirvió de cuartel militar español en el siglo XIX. Lugar con encanto es sin dudas la Casa de la Trova, residencia de
arquitectura colonial, donde en un ambiente bohemio se disfruta de canciones tradicionales.

Heredera de una historia en la que se entretejen valores patrimoniales, raíces aristocráticas, así como la frescura y sencillez del ciudadano común, la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe conserva sus múltiples atractivos en el aniversario 510 de su fundación.