Alicia Alonso: La gloria de Cuba

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Alicia Alonso: La gloria de Cuba
Fecha de publicación: 
20 Diciembre 2020
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Foto: Tonatiuh Gutiérrez.

Se han sucedido los homenajes a Alicia Alonso y sin embargo todos parecen pocos. Tanta es la grandeza de esta artista excepcional que sus contemporáneos siempre se sentirán en deuda. Ella ubicó a Cuba en el mapa universal del ballet; ella encarnó la metáfora perfecta del triunfo de la belleza; ella legó escuela y compañía en un ejercicio creativo que es, definitivamente, la cumbre estética de la nación. 

Cien años cumpliría hoy una mujer que quiso vivir doscientos. Su obra la ha inmortalizado, pues ya ha pasado la prueba del tiempo: los más grandes intelectuales cubanos le dedicaron elogiosas reflexiones; inspiró a músicos, poetas y pintores; fue (y sigue siendo) referente principal de la universalmente reconocida escuela cubana de ballet; conquistó los principales escenarios del mundo; y lo hizo todo con el convencimiento (manifestado muchas veces) de que el arte no tiene patria, pero los artistas sí.

Alicia es Cuba. Su país la premió con todos los honores, pero su entrega fue mayor. 

Puede que algunos no sean conscientes de la trascendencia de su quehacer en el arte del ballet. Alicia fue una de las más importantes bailarinas del siglo XX, la última de las grandes divas, la figura más significativa de la danza en el ámbito iberoamericano.

Su técnica era poderosa, fluida, esencial. En las filmaciones de los años cuarenta y cincuenta es notable su dominio: todavía hoy, tiempo de grandes virtuosos, asombra. Pero el mérito mayor estaba en la distinción estilística y en la proyección dramática.

Alicia Alonso fue una de las mejores intérpretes de Giselle, esa joya del romanticismo, y al mismo tiempo era capaz de asumir con fuerza y sensualidad las líneas mucho más contemporáneas de Carmen. 

Era una artista integral, y era una ciudadana ejemplar, comprometida con los destinos de su país. Ella viaja eternamente en sus alumnos, en los alumnos de sus alumnos, en espiral ascendente y eterna. Ella quería vivir doscientos años, pero son pocos. Este es, en definitiva, los primeros cien de una permanencia para toda la vida.

HOMENAJES

Esta mañana en el aula Magna de la Universidad de La Habana se realizó una sesión solemne en ocasión del centenario, que contó con la presencia del viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda, la rectora de la Universidad Miriam Nicado García, el ministro de Cultura Alpidio Alonso, la directora del Ballet Nacional de Cuba Viengsay Valdés y otras personalidades de la cultura.

Allí se le entregó a Viengsay Valdés un reconocimiento de la Universidad de La Habana a la compañía que fundara y dirigiera por tantos años Alicia, y que representa el vínculo sólido e histórico entre la casa de altos estudios, la Federación de Estudiantes Universitarios y el ballet cubano. Alicia estuvo en esta aula magna muchas veces, ella y su compañía bailaron en los predios de la institución.

Fue una mañana de evocaciones, como las del poeta, narrador y ensayista Miguel Barnet, muy cercano a la prima ballerina assoluta, quien recordó momentos memorables en la carrera de la artista, y reflexionó su trascendencia. El Coro Nacional de Cuba y la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso también le rindieron tributo a la excepcional bailarina.

Y precisamente el Gran Teatro que lleva el nombre de la artista acogió anoche la última de las galas dedicadas a una mujer que hizo historia sobre ese escenario. Fiesta de Alicia, parafraseando al gran José Lezama Lima: ese fue el título de unas presentaciones que reunieron, junto al Ballet Nacional de Cuba, a varias compañías del país. Porque Alicia Alonso no solo es la principal figura de la escuela cubana de ballet; también fue pilar del movimiento de la danza profesional en el país. Todos los que bailan hoy en los teatros cubanos son herederos de Alicia Alonso.

No podían faltar Giselle, Carmen, o la célebre Tema y variaciones de Balanchine en esta función. No podía faltar el testimonio de muchos de sus colaboradores. Y el aplauso agradecido de un público, que seguirá siendo su público. Cien años cumple Alicia Alonso, pero el homenaje a su obra inmensa será permanente.

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