La novela cubana: Palabras que no convencen

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La novela cubana: Palabras que no convencen
Fecha de publicación: 
9 Julio 2012
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Con palabras propias, la telenovela cubana que trasmite Cubavisión, no convence… Quizás el problema esté en que no es, precisamente, una telenovela.

 

La ponen a la hora de la telenovela, pero telenovela no parece. Con palabras propias, bien vista, es una serie juvenil. La decisión de trasmitirla en el horario estelar, en el espacio de la telenovela nacional, ha sido la razón por la que una vez más buena parte del público termine por exigirle cosas que si estuviera ubicada en otro horario, quizás no se le ocurriera exigirle.

Algunos han señalado que el hecho de que esté protagonizada por jóvenes cierra un poco el espectro de intereses que debe cubrir una telenovela. No lo creemos, muchas telenovelas —de hecho, la mayoría— están centradas por gente joven. Lo que pasa Con palabras propias es que la intensidad de sus planteamientos es menor, el ritmo es menos trepidante, y el universo que recrea es muy peculiar… El tono, por supuesto es otro.

 

Quizás debió haber sido trasmitida a las 7:00 p.m., en la franja juvenil; un espacio con otras expectativas. Hubiera necesitado, de todas formas, una buena «poda», de manera que los conflictos y situaciones que presenta —interesantes, sugerentes en buena medida— tuvieran más relieve y definición.

Ahora terminamos por aburrirnos ante la sucesión de acontecimientos que nos parecen irrelevantes (no es que necesariamente lo sean), esperamos reacciones más enfáticas ante los conflictos, requerimos más complejidad en las tramas…

 

En este punto no se puede esperar que la teleserie alcance la contundencia dramática, ese «nudo» de peripecias de las buenas telenovelas. Aquí todo está ya planteado, los cauces están establecidos y lo único que resta es sentarse a esperar a que se resuelva sin penas ni gloria.

 

La idea inicial no daba para mucho más. Circunscribir la mayor parte de la historia a un solo espacio —la finca—, en una determinada cantidad de días —unas vacaciones—, obligaba a los creadores a hacer un alarde extraordinario de imaginación para mover la trama, con el riesgo de llegar a la franca inverosimilitud.

 

Optaron por una solución menos arriesgada, menos trepidante, más realista… y terminaron por resultar cacofónicos. En muchos menos capítulos se hubiera podido resolver todos los conflictos.

 

Con ciertos desniveles en el desempeño, el elenco es uno de los puntales de esta propuesta. Caras frescas… más de una decena de jóvenes intérpretes con los que parecen quedar atrás esos años en que añosos actores asumían roles de jovenzuelos.

 

Lástima que algunos personajes no estén del todo conseguidos, y que otros lleguen a ser hasta cargantes.

 

De la puesta no diremos mucho. Ya estamos acostumbrados a que las producciones apenas resulten funcionales. Quizás —partiendo de un guión tan discreto y por momentos hasta gris— los realizadores debieron potenciar la visualidad, la banda sonora, la dirección de arte…

 

Pero la puesta en pantalla puede llegar a ser más anodina que el propio libreto.

Con palabras propias, quizás con otra dinámica de realización, hubiera podido ser una buena teleserie. Como telenovela, es sencillamente mediocre.

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