Más que reggaetón, cultura cubana ¿Usted qué piensa?

Más que reggaetón, cultura cubana ¿Usted qué piensa?
Fecha de publicación: 
29 Noviembre 2011
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Por estos días, ciertos números de reggaetón han pasado a primer plano en el debate nacional, oportunidad para recordar que la Comisión parlamentaria de atención a la juventud, la niñez y la igualdad de derecho de la mujer analizara el pasado mes de julio el mismo tema, centrándose en determinadas letras, facturadas por grupos cubanos que distorsionan ante el mundo la imagen de las cubanas; en tanto otras, promueven la violencia.

En aquella oportunidad, Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer, de la Federación de Mujeres Cubanas, presentó el tema y sentenció que los medios son espacios que socializan valores, producen ideología, y estos compiten hoy con productos que circulan en formatos de DVD, memorias flash e incluso, son promovidos por los propios trabajadores por cuenta propia, violando regulaciones ya establecidas.

La doctora Moya afirmó entonces que «están coexistiendo discursos contradictorios, se habla de los valores, y, por otra parte, hay una serie de propuestas que no tienen nada que ver con lo que tratamos de promover en los medios de comunicación cubanos».

Tomaron parte en aquel debate parlamentario representantes del Instituto Cubano de Radio y Televisión, del Instituto de la Música, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales e integrantes del secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas, encabezadas por Yolanda Ferrer, miembro del Consejo de Estado y secretaria general de esa organización.

Como invitado al debate asistió asimismo Orlando Vistel, presidente del Instituto de la Música, quien protagonizó allí una de las más aplaudidas intervenciones, merecedora de ser reproducida por Cubasí:

«Es un tema de máxima actualidad y la máxima responsabilidad nos toca a los de Cultura, porque en el fondo estamos hablando de la cultura que nos identifica y nos define. En la medida en que nos apartemos de ciertos presupuestos culturales elementales, estamos arriesgando muchos; y a veces perdemos el pulso de la identidad en nuestro proyecto social.

«Solo podremos avanzar si cada uno asume el pedacito de Socialismo que le toca en esta tarea. Es una responsabilidad cultural.

«Todo el mundo dice “yo no tengo nada en contra del reggaetón”, yo sí tengo cosas en contra del reggaetón: en primer lugar, en contra del modo de vida reggaetonero, de sus modos de conducta, de vestir, de tatuarse y agujerarse el cuerpo.

«Y yo soy músico, además de presidente del Instituto de la Música, y puedo afirmar que no estamos hablando de un género, sino de un producto hecho en un laboratorio. Ha sido elaborado gota a gota para buscar un esquema rítmico de fácil elaboración y reiteración, que permita fijarlo. También con poca elaboración armónica, que la armonía es un segundo nivel del pensamiento musical, lo primero es el ritmo, la armonía es el revestimiento. Una armonía complicada es más difícil de fijar, por tanto, esta es elemental; y la melodía, de muy fácil reiteración, ayudada por textos con temas que no llevan a pensar y tienen ganchos elementales, desprovistos de imágenes profundas y que tienden al populismo.

«Si a esto le ponemos un celofán con elementos tímbricos de contemporaneidad, lo convertimos en un producto de fácil y rápida comercialización. Y así el reggaetón desplazó a la salsa del mercado.

«El reggaetón llega hoy con la tecnología del mp3, mp4, y se ha convertido en boom artístico en el mercado cultural, algo entre una intención de la industria del ocio y de las grandes transnacionales, que elimina hasta al disco.

«O sea, que no es un fenómeno ni tan sano, ni tan rudimentario, sino políticamente guiado, dirigido a nuestras repúblicas centroamericanas. En Europa se oye menos y está hecho para nuestro pobre tercer mundo, para convertirlo en cuarto mundo. Porque cuando se ve el modo de vida que proponen, está más para abajo del tercer mundo: drogas, sexo, violencia…»

Vistel volvió a retomar el tema, también como invitado a la Mesa Redonda dedicada a los desafíos de la cultura cubana en el momento actual. Respondiendo a preguntas de los televidentes sobre la calidad del video clip cubano, refirió que no es política de la institución que dirige ni del país promover audiovisuales de baja factura, y reprobó tales composiciones, entre ellas «El Chupi Chupi». A esta última la calificó de «horrible ejemplo» que «se coló por una fisura», porque tal video clip -puntualizó- no fue realizado por ninguna institución artística; el número había sido presentado a la EGREM y reprobado por esa disquera.

Abundó en que nuestras disqueras no graban ese tipo de música y desde hace nueve años son analizados en el Instituto de la Música todos los planes temáticos. No obstante, explicó que la propagación de las tecnologías facilita a particulares realizar grabaciones de óptima calidad, aun cuando no sea así en el caso del contenido.

Pero una cosa es grabar fuera de una disquera -aclaró-, y otra la difusión, que debe contribuir a que lo difundido se corresponda con la política musical, la cual no excluye géneros, sino chabacanerías.

En consecuencia con estas declaraciones, otras personalidades de la cultura cubana han expuesto con posterioridad sus criterios; entre los más recientes se hallan los de la Doctora María Córdova, Titular del Departamento de Musicología del Instituto Superior de Arte,  quien en artículo publicado en Granma, se preguntaba: «¿En dónde reside la mayor responsabilidad por la difusión, promoción y generalización de tales manifestaciones? Indudablemente, un creador, en primera instancia, puede expresarse como mejor considere, aun cuando su obra pudiera resultar socialmente irresponsable, así como artísticamente negativa. Ese tipo de creación que carece de calidad artística no debería generalizarse, y si ello sucede, considero que la mayor responsabilidad recae en los artistas y especialistas designados como mediadores entre los compositores y el público, tanto en la radio como en la TV».

En otro material difundido hoy por el sitio Cubadebate, su autora, Paquita Armas Fonseca, retoma aristas del debate que aconteciera  en la comisión parlamentaria, insistiendo ahora en el papel de la familia y en los valores que se difunden, ya no por los medios, sino por aquellos que, teniendo posibilidades, reproducen contenidos de muy mal gusto en ómnibus, escuelas, centros laborales y otros espacios públicos.

Cita una interesante intervención del escritor y crítico Rafel Grillo en una asamblea de la UNEAC, donde expuso: «no son la radio, la televisión, el cine, sus directivos, u orientaciones partidistas quienes están imponiendo el gusto en Cuba, son los vendedores de DVD que bajan por las antenas los programas, desde series hasta video clips, lo que luego ofertan, vendiendo o alquilando a quienes tienen un aparato para verlos, en su casa, rodeados de familiares, niños incluidos, sin que nadie cuestione la violencia o el sexo subido de tono».

Orlando Cruzata, entrevistado por Paquita Armas Fonseca, explica cómo en los años 90 «quienes más posibilidades económicas tenían de hacer video clips eran los salseros, ya después eso se estabilizó porque todo el mundo cobró conciencia de lo importante que era tener un video clip, tanto la televisión nacional como las disqueras, los músicos, y por supuesto, los realizadores».

Y más adelante expone: «Después vino el boom del reggaetón, que le sucede lo mismo, pero no es el mismo momento. Ya se hacen video clips de pop, de rock, de música bailable. Ahora se hacen muchos de reggaetón, aunque algunos no se ponen porque son muy primitivos, o son muy malas las letras, o son muy malos los videos».

A lo largo de las opiniones que el tema ha suscitado, se hacen evidentes las muchas aristas que lo conforman y comienzan a inquietar al público, realizadores y otros involucrados, e incluso saltaron ayer a las redes sociales en un debate digno de ser reproducido.

Entre las inquietudes expresadas en Twitter, blogs y otros espacios de la Red de Redes, figura el alto costo de producción que suele acompañar a esas obras, así como ciertos compromisos de difusión. A propósito, José Luis Cortés había ya comentado en una reciente entrevista al portal Cubasí: «Yo hice varios videos y se los he mostrado a mucha gente y creo que hay algunos que pueden ser presentados perfectamente en los Lucas. Sin embargo, me dicen que no, pues no tienen la calidad suficiente, y yo he visto en ese programa horrores.

«Me parece que no hay consideración al esfuerzo de los músicos, porque yo no tengo lo que cuesta pagar un video clip y ningún realizador hace los trabajos de gratis. Yo estoy por la cultura. A lo mejor en mis clips faltó el dolly o determinadas luces, pero creo que la historia de los videos está en talla.

«Además, los hice con cámaras de alta resolución. Creo que de cinco que hice, al menos debían poner uno, aunque no coja premio. Pero en los Lucas me dijeron que eran videos de palo».

El acercamiento al debate no concluye con este resumen, donde han quedado recogidos solo algunos de los tantos puntos de vista emitidos por estos días. Que sea ahora la voz del pueblo la que se apropie de este espacio para continuar enriqueciéndolo. Porque es de todos el convencimiento expresado por Abel Prieto, Ministro de Cultura, durante la Mesa Redonda ya citada: «La cultura es el alma de la nación, como afirmaba Fernando Ortiz, y eso es lo que está en juego, si nos equivocamos en términos de política cultural. Yo estoy absolutamente convencido de que no nos vamos a equivocar».

Comentarios

Me parece que están dándole un sentido errado al tema del reguetón, ¿acaso no existe un caramelo llamado Chupa-Chupa?, ¿por qué entonces darle otro sentido?, ¿no será que las mentes de los que censuran están distorsionadas? Además, ¿por qué cogerla ahora con los reguetoneros por sus letras, que al final dicen lo que quieran interpretar los oyentes y sin embargo, se realiza una campaña a todo tren a favor de la homosexualidad y quieren imponerla como NORMAL¨¨?, ¿acaso hay algo más ofensivo para las personas normales que eso?, no quieran ahora ir contra la naturaleza, eso no es natural. Es cierto, como dice el dicho, que cada cual hace de su C... un tambor, pero no lo den como bueno ni quieran que se entienda tan públicamente.
Opino, que hace mucho rato se comenta, al igual que en pocas ocasiones se ha hablado del tema, de la letra de las canciones de reguetón; colmadas de chabacanerías e indecencia, ¿pero cómo es posible que permitimos divulgarla en medios o en congregaciones masivas?, a pesar de que hablan de la limitación de la libertad de expresión o prohibiciones. No es posible, ya tuvimos una experiencia con "la Charanga Habanera". El reguetón surgió de abajo, proviene de otro género de la música y de un país latino, la música es pegajosa, a su vez propia de la moda de hoy, de lo que recibimos del exterior y de la tecnología, pero aquí se puede hacer con gusto, ¿por qué promover lo malo y la falta de valores? si se puede hacer, hemos hecho y somos capaces de hacer buena música, sin vulgaridades, como las canciones en doble sentido del El Guayabero, Eliades Ochoa oTony Ávila. Aunque soy una "temba" como nos dicen los jóvenes, sin embargo me gusta el reguetón o más bien me gusta todo tipo de música. A veces lo disfrutamos sin detenernos a escuchar sus letras, pero se han empleado hasta malas palabras. En la calle existen talentos que no han llegado a realizarse, quizá por mal trabajo en la comunidad o porque no busquen o puedan llegar a ese horizonte o como dicen, porque no tienen dinero, ni quien los promocione, sin embargo le damos entrada a algunos que no saben ni cantar. Tampoco me gusta, habiendo tanto de que tratar en las letras de las canciones la guerra que se trata en ellas, entre los grupos musicales. Sobre "El tosco" como se hace llamar considero y ya lo dice el alias, será muy buen músico, no lo niego, pero hasta en su opinión arriba y a veces en entrevistas en la TV, muestra argot popular poco deseadas para mi, en sus expresiones como "en talla". Que ejemplo más bonito y rico de la música cubana que la orquesta de Adalbeto Álvarez y su son, entre otras, que pega en todos y no es reguetón ¿o volveremos cuando el programa "Para bailar" que recuperó la música cubana sobre todo “el casino”, cuando sólo se oía la extranjera, hay que trabajar en lo cubano, en lo propio, en lo lindo, en todas, aunque sea otra, al menos que sea digna. El hecho es como diría mi abuela, todo a tiempo tiene solución
No es solo el reguetón el que está dando malas enseñanzas, pienso que la televisión con sus novelas, que están bastante fuerteeeees y el mensaje que dan..... y los niños lo ven, a mí no me gustan para nada y los temas son groseros, más que el reguetón, no descarguen contra el reguetón, soy temba, pero me gusta mucho ese género porque le llega a la sangre a una persona, a no ser que alguien esté muerto o desahuciado de la vida, acabaron con el prestigio de Osmany García, y también ninguna persona tiene derecho de hacerlo, en eso también no estoy de acuerdo, vivimos en un país socialista, y no tenemos esa costumbre de desprestigiar ni destruir a nadie, al contrario de ayudarla, eso también es vulgar y no deben permitirlo, debe ser alguien frustrada en la vida, incluso hasta sexualmente.
La música no es la culpable, son las autores que escriben letras groseras chabacanas y faltas de sentido común, ahora esta en el tapete Osmani García y el chipi chipi, un tema con una letra que jamás debió ser programado por la televisión, algunos hablan de censura o de frustración de los que critican. La cesura debe existir, eso lo afirmó, para los temas vulgares groseros o que trasmiten mensajes que denigran a una parte de nuestra sociedad, en este caso las mujeres, pero mañana los mensajes de mal gusto pueden ser racistas. Los que dicen frustrados a los que critican que revisen sus estándares de gustos, que tal parecen que son bastante bajos. Para aquellos que no están de acuerdo con eliminar de la divulgación temas con estas letras deben informarse que en otros países lo hacen, así que no le den otros matices. Alguien en el debate promovido por cubadebate decía que en el capitalismo se hacían temas malos como estos pero no llegaban nunca a la radio ni la televisión, además como dijo una periodista nada tengo contra el género, sino contra el contenido de las malas letras pues existen buenas, y aunque los tiempos cambien y músicas de otra época ya no sean atractivas para los jóvenes, lo que no podemos dejar es que sea tiempo para el mal gusto. A Osmani García le digo que esta polémica le sirva de acicate para escribir temas decentes y que contribuyan a engrandecer la música cubana, el tiene talento para eso, que no lo desperdicie con temas con el chipi chipi.

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