El rejuego turco estadounidense en el norte de Siria
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La ofensiva turca contra las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) inició bien lejos de la provincia de Hasaka, donde Estados Unidos desplazó tropas en zonas ocupadas ilegalmente y mantiene bases cerca de Kobane y Manbij.
En las últimas horas, Ankara entró en rejuego de larga data con Washington, cuyos máximos representantes emiten declaraciones sacadas fuera de contexto en los medios occidentales.
Estos reiteran verdades a medias y obvian que militares de esos dos países están ilegalmente en territorio de Siria desde el 2016 en respaldo o en contra de las FDS, integradas mayormente por kurdos.
Tanto el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como su homólogo estadounidense, Donald Trump, anunciaron 'retiradas' pero este último insistió en que las tropas de esa nación deben cuidarse de 'dañar' a sus efectivos.
Los militares de Washington están desplegados en Manbij, Jarablus y Kobane, en el norte de la provincia siria de Alepo y en las de Tell Sama, Tabqa, Ain Issa, Tell Tamar, Sabah Al Jair, Telle Baydar Rimelan y Derek, en Hasaka.
La acción turca contra las FDS se limita hasta ahora a un bombardeo contra un convoy y posiciones de las Fuerzas Democrática y las denominadas Fuerzas de Autodefensa Kurdas (YPG) por sus siglas en inglés, en Samalka.
Esta última localidad siria se encuentra cercana a la frontera con Iraq y constituye punto de abastecimiento por el que Estados Unidos introduce armas y hombres en apoyo a esos grupos mencionados.
Desde el otro lado del territorio sirio ilegalmente ocupado, en el norte de la provincia de Alepo, Turquía mantiene cerca de 10 mil hombres, más de dos centenares de vehículos, reforzados ahora con tanques y más medios bélicos blindados en un área de más de seis mil kilómetros cuadrados.
Todo ello justo en los límites de lo que los kurdos denominan Rojava, una presunta región administrativa autónoma desde fines del 2014, tajantemente rechazada por Damasco.
Los actuales momentos, que conforman una peligrosa e imprevisible escalada, provocaron reacciones inmediatas de los dirigentes kurdos como Badran Jiakurd, asesor de esa zona.
Jiakurd habló de la importancia 'de mantener un diálogo serio con Damasco y que siempre estarán abiertos a lograr este objetivo', en tanto, dijo, 'Rusia podría desempeñar un papel en este sentido'.
La cuestión es que esos grupos kurdos se mantienen resueltamente a favor de una autonomía de facto que, de acuerdo con el Gobierno sirio, no contribuye a un diálogo real y sí facilita las acciones de los enemigos de Siria para desmembrar a esta nación del Levante.
En ese sentido, el analista Abdel Bari Atwan, director del periódico Ray al Youm, editado en Londres y no precisamente un aliado de Siria, indicó que 'la estrategia turca es negarse a cooperar con sus vecinos'.
El diario añadió, además, que 'se apoya en ocasiones en el campo estadounidense y, en otras en el de Rusia y sus aliados y al mismo tiempo, apoya el ataque contra Siria'.
Lo que sucede en el territorio norteño de Siria es un ejemplo de intolerancia, rejuegos de declaraciones y amenazas que en la realidad prolongan la crisis en esta nación del Levante.
Además de facilitar continuas especulaciones de los medios de comunicación occidentales con verdades a medias, manipuladas y carentes de objetividad para buscar la paz, negociarla con sensatez y evitar la tragedia impuesta.
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