Era el éxtasis como un estallido en las redes. Toda la tranquilidad manifiesta por el pistolero rápido Jorge Félix Álvarez en su puesto de tiro se trastocó en apocalipsis poco tiempo después de que se proclamara campeón en la pistola de tiro rápido de estos Juegos Panamericanos de Lima.

Recordará el número 28 por siempre, pues con esa puntuación “mató” dos pájaros de un tiro: colgarse su primer cetro continental y de paso asegurarse un puesto el año próximo en los Juegos Olímpicos de Tokio.

El aire que se respiraba en el polígono Las Palmas traía más. Estaba cargado de fraternal hermandad, de caballerosidad pese a querer desenfundar lo más rápido y preciso posible. Sencillamente quedaría registrado con la impronta de una amistad como la que sostienen Leuris Pupo (26 blancos en la final) y Jorge Félix, capaces de hacer el uno-dos para Cuba, y consolidar al tiro deportivo como el deporte de mejor rendimiento en lo que va de contienda en Lima.

Antes, en preliminares habían avanzado tercero y cuarto a la final de seis, a razón de 581-20X Pupo, y 580-17X Jorge Félix en clasificación comandada por el hueso estadounidense Keith Sanderson 586-17X quien quebró el récord continental para esas etapas. Lo cierto es que tanto Sanderson, como la estrella naciente norteña Jack Leverett III se fueron sin preseas, mereciendo el bronce el anfitrión Marko Carrillo (21 dianas).

A propósito de la competencia, cuando ya la marea de familiares y amigos en redes sociales había descendido, Jorge Félix pormenorizó con Cubasí, con la precisión de un disparo al mismo centro de la diana:

“La competencia sabíamos que iba a ser dura, reñida y difícil pero nosotros hicimos una muy buena preparación y nos sabíamos con fuerzas y todas las posibilidades para lograr resultados que nos colocaran en la final sin problemas.

Los rivales en la modalidad nuestra vienen siendo los mismos desde hace varios años, los dos americanos, Douglas el venezolano, Emerson el brasileño, pero el nivel va subiendo y nuevas figuras van surgiendo”, al punto que ni Douglas, ni Emerson Duarte avanzaron a la final.

Buenas tiradas por cierto las de preliminares en sentido general…

“Es válido destacar el nivel de los peruanos que lograron puntuaciones altas para ellos, gracias también a la tutela del profe Meinardo y del entrenamiento conjuntos entre nosotros y ellos.

El nivel de la competencia en cuanto a tiradas fue superior a las expectativas nuestras, con nivel mundial pues cuatro hombres sobre los 580 puntos dice mucho del nivel alcanzado por la modalidad en el área Panamericana”.

Con ese avance, ¿cómo encarar la final entonces?

“En la final me tocó en el sorteo en el último puesto de tiro, eso tiene la desventaja de que escuchas el resultado de todos antes de disparar tu serie y por tanto lleva una preparación psicológica extra para no dejarse afectar por eso. Sin embargo, también te brinda conocimiento previo de cómo marchan los rivales, un arma de doble filo…

Si lo usas bien ayuda pero generalmente es mejor estar concentrado en tu ejecución y tratar de olvidar a los demás. Mis objetivos eran lograr ecuanimidad, tranquilidad y confianza durante toda la competencia.

La final empezó muy tensa, no solo para mí el comienzo fue difícil, ya después logre entrar en concentración”.

Para tener una idea Jorge Félix inició la definición con par de series de dos aciertos de cinco posible, luego se sobrepuso con otras dos de cinco, y a continuación fue in crescendo para consolidarse a razón de (2-3-5-4).

¿Cómo valoras a Pupo y el rendimiento del tiro en general?

“Pupo grande siempre (tiró en la final así: 3-2-4-4-3-3-4-3), un caballero y de los mejores pistoleros que he conocido. Es un súper tirador, mi referente desde que soy un niño y hoy en día lo sigue siendo. Le agradezco mucho la experiencia, los conocimientos, la amistad, el apoyo y la confianza que me ha tenido durante todos estos años.

No puedo dejar de destacar al profe Meinardo. Las palabras sobran para destacar la calidad como entrenador y como persona.

La verdad soy más que privilegiado porque sin equivocarme tengo al mejor entrenador y mejor compañero de equipo del mundo.

El profe Meinardo es un visionario y transmite mucha confianza, él nos dijo que a Tokio iríamos los dos, él lo creyó incluso antes que nosotros y eso nos hizo creer que era posible también y además luchar por lograrlo.

Los tres juntos, incluso con el apoyo del resto del equipo que está en Cuba y con el apoyo de los peruanos el tiempo que entrenamos acá fuimos elevando ese componente psicológico de autoconfianza que en nuestro deporte es esencial.

De forma general creo que el tiro ha estado muy bien: Grau, Laina, Eglys, Sheyla y otros que sin haber cogido medallas se acercaron o superaron sus mejores tiradas. Señal de que el trabajo rindió sus frutos, como también los escenarios alternativos de preparación que se nos gestionaron en otros países”.

¿Alguien especial para pensar en momentos de gloria como este?

“Hermano para pensar hay miles de personas que están detrás de todo el esfuerzo y el sacrificio que lleva la preparación de nosotros, pero especialmente siempre le dedico mis logros a mi mamá”.

¿Sigue trabajando en la armería del polígono Enrique Borbonet?

“Ya se retiró hermano. Clara Llanes Moreno. Imagina que ella es fundadora del Borbonet desde que lo inauguraron en 1977 y en la bóveda de armamento estuvo más de 30 años creo”.

Con un abrazo para él y el resto de la tropa sellamos nuestra plática. Confieso que pocas veces antes he estado en presencia de dos deportistas de una misma modalidad con semejante enfoque, tan conscientes de sus objetivos, tan entregados a sangre y fuego en pos de lograrlos, tan locuaces…

El ingeniero informático, y el holguinero de mil batallas le regalaron dos preseas más al tiro deportivo, disciplina que hasta el momento es comandada por Estados Unidos (6-7-1), escoltada por Cuba (4-2-1), únicas naciones dueñas del botín dorados en la decena de pruebas definidas hasta el momento.

A propósito, en el fusil de aire a diez metros las cubanas Dianelys Pérez (618.1) y Eglys de la Cruz (610.4) anclaron en posiciones diez y 19, por ese orden, en el caso de Eglys, sufriendo un percance con un proyectil cuando iba en el pelotón de vanguardia de la ronda clasificatoria.

Del diablo son las cosas…