Colorido y tradiciones, pautas de ceremonia inaugural en Lima
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Lima sonríe, se viste de colores deportivos de 41 naciones presentes. Estalla el Estadio Nacional y la otrora estelar voleibolista Cecilia Tait enciende la llama Panamericana. Un sol Inca que de seguro calentara las gélidas temperaturas que se viven. Se descorren las cortinas de los XVIII Juegos Panamericanos y la cuna de esa milenaria civilización teje otra manta de historia: inician con éxito su primera cruzada en calidad de anfitriones.
Esas fueron algunas de las postales de la ceremonia inaugural de esta cita multideportiva continental, que caló tanto en los más de 50 mil presentes en el Nacional, como en los millones de televidentes a este lado del Atlántico que la siguieron desde sus telerreceptores.
Una gala artística que se movió entre las tradiciones históricas, el colorido y un amplio espectro cultural que consolida a esa hermana nación andina.
Unos 1.700 artistas que mostraron un “diálogo” entre las civilizaciones prehispánicas y el presente, en una representación presidida por la escenografía de los picos del Nevado de Pariacaca, ubicado en los Andes Centrales.
Selva, llamas, vestuarios y melodías autóctonas de cada región matizaron cada segmento ceremonial, fusión que exigió al director creativo, Francisco Negrín, viajar por más de un año por los rincones del país. "Es una gran responsabilidad contar el Perú no solo al mundo, sino a los propios peruanos", dijo Negrín, quien formó para el diseño de las cuatro ceremonias (incluyendo las de los Juegos Parapanamericanos) un equipo con historiadores, coreógrafos, músicos y otros especialistas, según expresó a la Agencia EFE.
El ritmo y la alegría magnetizaron desde el mismo disparo inicial de la ceremonia, presidida por el mandatario peruano, Martín Vizcarra; el titular del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach; el presidente de Panam Sports, el chileno Nevec Ilic; y el presidente del Comité Organizador de la cita, Carlos Nehaus.
Fue como un andar evolutivo en el más latente concepto, tanto en la transportación de la antorcha Panamericana, que partió de Machu Pichu, vivió una travesía de 23 días y más de 6 000 kilómetros recorridos, y contó con el honor de tener 900 portadores.
Poemas en todas las lenguas de la nación, la icónica “Flor de la Canela” magistralmente interpretada por el tenor Juan Diego Flores, flora, fauna, vestuario y detalles de cada una de las regiones de la tierra del Cuzco, además de una danza toda empaste entre jinetes a caballo y bailarines con pañuelos blancos, devinieron postales que quedarán siempre guardadas en la bitácora de nuestros recuerdos.
Tanto como la ofrenda a la Pacha Mama observada por mochileros que se toman selfis; las alusiones a la reconocida gastronomía (chef micha orquestando), y tejidos locales; así como a la costa, la sierra y la selva, imbricadas con la melodía de "El cóndor pasa".
Desfilaron las delegaciones en medio de semejante concierto y a Cuba le correspondió el lugar 12 con la elegancia de sus sacos azules y el paso firme y seguro hacia la victoria; y un portaestandarte de la magnitud del gigante de ébano de la lucha, Mijaín López.
Perú cerró la caravana de atletas, tras lo cual ingresó la bandera de Panam Sports, escoltada por medallistas peruanos en diferentes Juegos Olímpicos y Panamericanos.
“Lima 2019 generará un cambio positivo, guiado por el poder del deporte y los valores del olimpismo, expresa el titular del comité organizador, Carlos Neheus, profundamente agradecido para con empresarios, el gobierno, y todos los ciudadanos peruanos que de una forma u otra contribuyeron desde el 2013 hasta llegar a este punto clímax.
Por su parte Neven Ilic elogió al comité organizador, a los más de 14 mil voluntarios, al público. Le pide a este último que apoyen a los atletas locales que han dedicado su vida al deporte.
Martín Vizcarra, dignatario peruano, declaró, visiblemente conmovido, inaugurados solemnemente los XVIII Juegos Panamericanos.
Una representación ancestral Inca, constituyó el umbral del paso triunfal de los deportistas peruanos y Cecilia Tait hacia el sol Inca renacido, en ambiente de total confrontación fraternal, de juego limpio e imparcialidad prometida por deportistas y jueces… de rivalidad y rigor en cada escenario.
Un sol inca que acompañó el éxtasis final puesto por la melodiosa voz de Luis Fonsi, porque para iniciar la ruta del éxito, en Lima, viviendo tiempos de Panamericanos… hay que ir despacito.
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