Venezuela-Cuba-Trump: Vistas a través de Marco Rubio
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Une a tal empeño recomendaciones para igualmente crucificar a Nicaragua.
Oportunista con título de oro, hace años Marco Rubio protagonizó un escándalo que finalmente aterrizó en The Washington Post.
Buscador “a como sea” de influencias y votos, inventó que sus padres se vieron forzados a huir de Cuba por luchar contra el castrismo.
Su credibilidad se desplomó aún más cuando The Washington Post, luego de hacer una exhaustiva pesquisa, demostró que en realidad sus padres salieron de La Habana en 1956, como inmigrantes económicos.
A partir de ahí, el titulado “exilio cubano” de Miami no escuchó con igual postura a su ilustre senador.
Le había dispensado “pecados” que arrastraba desde su paso por la legislatura floridana, incluido manejo sucio de tarjetas crediticias.
Y más tarde, sobre el referido piso de cristal, apelar a todo para ganar un puesto en el Senado de Washington.
Junto a ello, se recuerdan los muy duros y hasta grotescos epítetos que lanzó contra Donald Trump durante las elecciones primarias de 2016.
Pero ahora Trump lo acoge al estilo de un hechicero sobre la Cuba que —como demuestra— apenas conoce.
Sus íntimos lazos respecto al tema no ofrecen ni la más mínima duda.
En el discurso en la Universidad de Miami, Donald Trump, el 18 de febrero, aseguró que un “nuevo día” se acerca en América Latina y que el socialismo “tiene los días contados” en la región.
Allí también dijo, mientras saludaba a los presentes: Un hombre al que yo llamo, especialmente cuando hablamos de Venezuela, de Cuba, de Nicaragua. Él sabe mucho de ese tema, es un amigo mío, el senador Marco Rubio.
Prosigue escribiéndose así una de las páginas más bochornosas de la historia estadounidense.
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