ZONA CRÍTICA: Danza Contemporánea de Cuba: madre nutricia
especiales
¿Cómo se las arregla Danza Contemporánea de Cuba para mantener ese extraordinario nivel artístico con elencos tan jóvenes, en permanente renovación? La respuesta es sencilla: trabajando.
Ahí está la clave del éxito de la compañía: no se queda dormida en los laureles (y estamos hablando de una agrupación con muchos y significativos laureles); solo habría que revisar la programación de nuestras salas de teatro.
Danza Contemporánea de Cuba ofrece cada año varias temporadas, siempre con estrenos. Y para preparar esas temporadas, para montar esas obras, desarrolla una labor permanente, intensa y entusiasta en su sede del Teatro Nacional de Cuba.
El éxodo de bailarines, se sabe, es un fenómeno que afecta a todas las compañías, pero en Danza tienen un programa de entrenamiento y de formación que garantiza la continuidad. Los estudiantes que hacen prácticas ya se van nutriendo del repertorio y reciben las clases de técnica e interpretación.
Ese es, de hecho, uno de los principales aportes de la compañía: se imbrica orgánicamente en los planes de estudio de la danza moderna en Cuba. Es que esos planes, en importante medida, nacieron de la experiencia, la práctica, la investigación de bailarines, coreógrafos y maestros de la propia agrupación.
Danza Contemporánea de Cuba es la madre nutricia de la danza moderna… y esa afirmación abarca desde el ámbito académico hasta las prácticas escénicas.
Muchos de los grandes coreógrafos y bailarines del panorama danzario nacional se formaron, bailaron, crearon, enseñaron en esa compañía. Prácticamente no hay agrupación de danza moderna en este país (incluso, de otras expresiones de la danza) que no cuente en sus elencos o en sus equipos de dirección, o en su cuerpo de maestros, con antiguos integrantes de Danza.
Mayor aporte, imposible.
Si a eso sumamos la referencia, interpretativa y coreográfica, histórica y absolutamente contemporánea, tendremos una idea de la relevancia de la agrupación.
Con Danza, gracias a su singular modelo de gestión, han montado coreógrafos internacionales de primerísima línea. Y el espectro estilístico es amplísimo: desde el neoclásico hasta expresiones de la más heterodoxa ruptura.
Danza Contemporánea, de alguna manera, resume el panorama íntegro de la danza moderna.
Además, es embajadora permanente de la cultura cubana en escenarios de todo el mundo.
Obviamente, hay insatisfacciones puntuales. Organiza giras nacionales, pero nunca serán suficientes. Aquí incide, por supuesto, una logística que trasciende a la compañía. Y siempre está el reclamo por regresar de cuando en cuando a esos títulos esenciales de la coreografía nacional, que forman parte del repertorio histórico.
Obviamente, hay piezas que han envejecido, pero otras, los clásicos, mantienen su vigencia. Sería interesante apreciarlas defendidas por las actuales generaciones.
En definitiva: la labor fundacional del maestro Ramiro Guerra (con el que siempre estaremos en deuda), y de otros grandes, se ha consolidado, ha ganado un lugar de privilegio en la cultura cubana.
Porque Danza Contemporánea de Cuba no solo ha legado (y lega) a la escena cubana, sino a la cultura cubana toda.
Una versión de este comentario se publicó en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana.
Añadir nuevo comentario