El boxeo puede ser un arte (+ Fotos)
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El boxeo, de cierta manera, tiene que ver con la danza. Un combate pudiera equipararse a un pas de deux: hay en juego un despliegue de técnica y fuerza, un “encontrarse-y-alejarse” que muy bien pudiera recrear una historia.
Si el boxeador es elegante, preciso y limpio en sus movimientos, se puede hablar hasta de estilización.
Danza Contemporánea de Cuba ha presentado este fin de semana en el Gran Teatro de La Habana un acercamiento a ese mundo: Sombrisa, coreografía del israelí Itzik Galili.
Bailarines con las manos enguantadas siguen una línea con motivos provenientes del deporte. No se llega nunca al golpe, todo es un juego de intenciones.
La música es absolutamente percutida, la iluminación siempre parcial, el vestuario está a medio camino entre el del atleta y el árbitro.
Es una obra vertiginosa, por momentos “anárquica”, si se quiere hasta sexual. Los bailarines asumen un “diálogo” pleno de alusiones.
La compañía dedicó estas funciones al gran boxeador cubano Teófilo Stevenson, recientemente fallecido.
Sombrisa fue estrenada en Gran Bretaña durante la gira europea de la compañía cubana.
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