LA HABANA 500: Campanas al vuelo
especiales
Cuentan los cronistas que en épocas remotas, al amanecer, nadie podía continuar durmiendo en La Habana: cientos de campanas repiqueteaban al unísono, tañidas en las decenas de iglesias de la ciudad. Esa singular sinfonía asustaba a los viajeros que no estaban advertidos. Pero algunos afirmaron en sus relatos que nunca llegaron a acostumbrarse.
Algunas de esas campanas siguen sonando en los días que corren, pero la urbe es ahora mucho más ruidosa, así que los visitantes que se hospedan en los hoteles del centro histórico apenas las notan. Pero para los que domingo tras domingo asisten a las misas, la música de estos instrumentos es más que el llamado de las iglesias: forma parte de la banda sonora de sus vidas.
Las campanas del más emblemático templo de La Habana, la Catedral, suenan mucho mejor desde la madrugada del 16 de noviembre (día del aniversario 499 de la ciudad). La Oficina del Historiador asumió su reparación íntegra, justo para que acompañaran la ceremonia que se celebró al pie de la ceiba del Templete, a pocas cuadras de la célebre iglesia.
Fueron ocho las campanas reparadas. Se podrá comprender la envergadura del empeño si se toma en cuenta que juntas pesan más de 15 toneladas. Para bajarlas y volver a izarlas se tuvo que utilizar una grúa y varios operarios, y fue necesario reparar o sustituir las vigas que las soportaban en el campanario.
Si a eso sumamos la antigüedad (una de ellas debe ser uno de los objetos más viejos del Caribe: fue fundida en el siglo XIV, mucho antes de la conquista de América), las particularidades de los instrumentos (en definitiva, son instrumentos musicales, cualquiera no puede intervenirlos), y el nivel de deterioro (algunas estaban incluso rajadas), resulta evidente la complejidad del trabajo.
Los vecinos de la zona pudieron escuchar las campanas después de varias décadas de silencio. Con esta restauración capital, la ciudad la ciudad ha recuperado uno de sus principales símbolos sonoros.
MÚLTIPLES PROCEDENCIAS
Tal parece que ninguna de las campanas de la Catedral fue fundida especialmente para esa iglesia. Queda mucho por investigar en ese sentido, pero lo cierto es que las propias inscripciones en el metal ofrecen indicios de disímiles procedencias.
La más antigua, llamada Nuestra Señora de la Caridad y Remedio, fue fundida en España en el año de 1343. Pesa dos toneladas y su sonido no resulta tan “eufónico” como el de las otras.
El sonido de una campana depende, en buena medida, de la aleación. Se dice que algunas de las de la Catedral tienen incluso oro y plata en su fundición.
Llama la atención que una de las campanas, fundida en 1833, procede de un ingenio azucarero: el Maynicú, de Don Pedro Iznaga.
Leer las inscripciones puede estimular la imaginación: ¿En qué iglesias, en qué ciudades sonaron esas campanas antes? ¿Cómo llegaron a La Habana? ¿Quién las nombró? Fue extraño verlas sobre los adoquines, los curiosos pudieron comprobar su verdadero tamaño, que con la altura se disimula.
El proceso de restauración en la Catedral de San Cristóbal no ha culminado, todavía es necesario trabajar en la torre del reloj. Pero para el cumpleaños 500 de la ciudad, en próximo año, las campanas sonarán nuevamente, desde una de las más hermosas y populares plazas del entramado habanero.
LAS CAMPANAS, CON AÑOS Y PESOS
1.- Nuestra Señora de la Caridad y Remedio, 1343, 2 toneladas
2.- San Cristóbal, 1644, 1 tonelada
3.- San Miguel, 1690, 2 toneladas
4.- El Divino Corazón de Jesús y la Madre Santísima de la Luz, 1756, 2 toneladas
5.- San Pedro, 1762, 4 toneladas
6.- San José, 1778, 700 kilogramos
7.- Ingenio Maynicú, 1883, 2,5 toneladas
8.- De Madiate, 1844, 1 tonelada
Con información de Antoine Cedeño
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