Pese a Trump: Avance coreano
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Aunque líderes mundiales, entre ellos los de Rusia y China, felicitaron a Donald Trump por ser el primer presidente norteamericano que aceptara reunirse con un líder norcoreano, no sólo el mandatario estadounidense ha mantenido su prepotencia belicista, sino que se ha negado a aceptar otra reunión con Kim Jong-un -como éste propone-, quien ha expresado que pese a estar desmantelando la central nuclear de Yongbyon, Estados Unidos no sólo mantiene sus sanciones, sino que ha impelido a Corea del Sur a realizar ejercicios de infantería.
O sea, ocurre todo lo contrario a lo que se estaba proponiendo para disminuir la tensión bélica en la península, incluso la desnuclearización total, punto en que Corea Democrática ha sido firme en subrayar que proseguirá su programa, mientras EE.UU., incumpla la parte que le corresponde para que haya paz.
Por supuesto, esto era algo de esperar, partiendo de un mandatario que, por el contrario, sí ha estado cumpliendo sus reaccionarios compromisos que asumió en la campaña electoral por la presidencia, pero no mantiene una actitud consecuente en la arena internacional, como esto que está sucediendo con la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
Pese a ello, la RPDC y Corea del Sur han mantenido un ritmo de acercamiento que si no es mayor es precisamente por la férrea actitud estadounidense, específicamente de Trump, quien en su momento se mostró realmente sorprendido y hasta molesto por el acercamiento intercoreano, específicamente respecto al presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien ha solicitado una y otra vez actuar independientemente en la cuestión, que goza de la simpatía de la mayor parte de la población surcoreana, el apoyo del empresariado y la aquiescencia de la RPDC, donde, como muchos recordarán, recibió un masivo y caluroso recibimiento en Pyongyang, sólo destinado a los amigos de buena voluntad.
Asimismo, cada vez más hombres de negocios viajan a la capital norcoreana, funciona adecuadamente la Oficina de Enlace e abierta por Seúl en la RPDC y se estudian planes para renovar las inversiones en la zona económica de Kaesong, donde llegaron a establecerse 123 empresas surcoreanas que daban trabajo a más de 50 000 obreros del Norte.
La oficina en Seúl es un gesto inédito y refleja el avance en el proceso de diálogo, así como “una vía para mantener consultas las 24 horas del día y los 365 días del año, para seguir avanzando en las relaciones intercoreanas, la paz y la prosperidad de la Península”, declaró el ministro de Unificación surcoreano, Cho Myoung-gyon, presente en la ceremonia a la que acudieron decenas de representantes de los dos estados.
Seúl mantiene una representación permanente de 20 funcionarios en dicha instalación y los norcoreanos un número similar.
POLÍTICA DEL AMANECER
La zona industrial de Kaesong, inaugurada en el 2004, fue durante años uno de los símbolos más connotados de la colaboración que iniciaron los dos estados de la península durante la llamada era de la Política del Amanecer, una época a la que parece querer regresar tanto el presidente surcoreano Moon Jae-in como su contraparte local, Kim Jong-un.
Shin Han-yong, un portavoz de los propietarios surcoreanos afectados por el cierre, indicó que este grupo ha depositado grandes esperanzas en la tercera cumbre entre Moon Jae-in y Kim Jong -un, en Pyongyang. Si la cumbre produce buenos resultados sería posible reabrir la zona industrial este año”, declaró a la agencia Yonhap.
Sin embargo, esa posibilidad continúa siendo toda una incógnita ya que algunos expertos opinan que su puesta en funcionamiento podría infringir el bloqueo económico dictado por Naciones Unidas contra Pyongyang.
Pese a que los analistas indican que el encuentro entre Moon y Kim -el tercero que protagonizarán- podría servir de antesala a una nueva entrevista del líder norcoreano y el presidente de EEUU., Donald Trump, lo cierto es que Washington sigue intentando reactivar su “política de máxima presión” contra Pyongyang.
Estados Unidos impuso hace unos días sanciones a una compañía china y otra rusa, acusándolas de transferir fondos a la RPDC, algo que rechazaron todos los señalados.
Como es lógico, Beijing y Moscú han adoptado una postura común de respaldo a Pyongyang ante la agresiva actitud de Washington.
La propia embajadora de EEUU en Naciones Unidas, Nikki Haley, acusó el jueves al gobierno de Vladimir Putin de intentar “obstruir” la publicación de un informe sobre violaciones al embargo internacional establecido por el organismo internacional, todo un “fuego fatuo” para que no se criticara al agrupo de halcones que tiene Trump en su gabinete.
Pero hasta un alto cargo del partido de Trump, el republicano Ed Royce, reconoció que la efectividad de la política de “máxima presión” apadrinada por el mandatario estadounidense comienza a “vacilar”.
“Cuando nuestros mensajes son confusos o contradictorios, no deberíamos sorprendernos cuando otros, como Beijing, reanudan al parecer la importación de carbón norcoreano”, dijo.
Es lo menos que se puede hacer ante la política obstruccionista de Washington, que no desiste de su descabellado empeño de desarmar a la RPDC, mantener las sanciones y evitar que avance más el dialogo entre las dos Coreas, aunque ahora diga lo contrario.
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