MIRAR(NOS): La clave para entendernos

MIRAR(NOS): La clave para entendernos
Fecha de publicación: 
27 Octubre 2018
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¿A quién de ustedes no le han dado ganas de salir corriendo en la búsqueda de Khaled? Su sinceridad, en peligro de extinción para ambos sexos, me ha puesto a prueba. Apenas puedo teclear, al saber que me lee alguien con tanta verdad.

Después de la broma que espero el «conejillo Khaled» reconozca en mis primeras líneas, ya entro en el pollo del arroz con pollo, como diría un entrañable profesor que recordarán mejor que yo los condiscípulos o coterráneos que me lean.

Durante siglos de historia, los hombres, en su variación más sincera (poetas y humoristas), han derrochado un arsenal de verborrea, no siempre acorde a su lenguaje técnico, en la búsqueda insaciable de la llave que les abra el entendimiento ante la ecuación del comportamiento femenino.

Repleta de variables, les entregamos alguna información y, ante la respuesta equívoca, unos se rinden; los más, siguen intentando a medias, sin alcanzar definitivamente el éxito de aquella empresa que emprendieron en un pasado no tan lejano, pero borroso, lleno de colores, como todos los principios.

El caso definitivo es que, a ojos de las mujeres, todos los hombres son sospechosos por delitos imputables a toda la especie, de modo que, si usted no es adúltero, tendrá que demostrar que no lo es y solo entonces será creído, exonerado de cualquier culpa.

Es posible que ya no estemos enamoradas, pero el «te amo» de sus labios será un delicioso bálsamo, incluso mágico, con el poder de sanar cualquier herida.

Lo mismo sucede con «estás linda». Toma menos de dos segundos pronunciar la frase y es increíble como escuchándola todas las pesadillas de traición se vuelven cuentos de hadas, príncipes y princesas.

Si una mujer pregunta qué ropa debe usar, no es de sabio enojarse cuando salimos vestidas exactamente con el atuendo contrario.

Llegando a una fiesta, una mujer es capaz de, apenas llegue, escanear el salón y percibir quién le interesa. Esté atento.

¡Claro! Pensamos en el sexo con la misma compulsión que ustedes, o más. ¿La diferencia? No lo demostramos.

Por más amor que seamos capaces de dar y de querer recibir, existen (LEA BIEN AHORA) ¡siete días! en los que queremos estar lejos de todo el mundo. Usted tiene dos opciones: amarrarse a un poste y esperar a que pase la tormenta o comprar un obsequio. Recomiendo la segunda opción.

En lo personal, adoro todo tipo de cabello en el cuerpo masculino, aunque de más está decir que la depilación o el afeitado es también mi tortura favorita.

Las mujeres detestan hacer el amor sin ganas, pero —aun así— son capaces de hacerlo sin que un hombre llegue a sentir la diferencia (o quizás sí).

Una mujer con hijos es más fácil de seducir que una sin ellos. Juegue con ellos y jugaremos con usted. Ignórelos y le ignoraremos.

Si tenemos un problema, no intente soluciones; ya las tenemos, aunque no resulten las más acertadas.

Recuerde que no todas pretenden hijos y familia, algunas se conforman con los orgasmos y les va bien con ello.

No imponga; no manifieste que es el decisor en la relación, aunque lo sea: odiamos los órdenes preestablecidos y los partidos de fútbol son disfrutables hasta la primera media hora. El resto... es más de lo mismo.

Y ahora, hombres y mujeres que me leen, ¡a comentar!

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