Ahora amenaza naval: Histeria antirrusa
especiales
La peligrosa amenaza de Estados Unidos de bloquear el transporte marítimo del petróleo ruso es el más reciente elemento de la histeria contra esa nación que la administración norteamericana trata de inculcar en las mentes de su pueblo, con el objetivo de influir en las próximas elecciones de medio término a favor del mayoritario Partido Republicano, así como inculcar la idea de que EE.UU. no renunciará a controlar mundialmente la energía.
Lo curioso es que el espectro político coincide en esa acción contra una potencia nuclear, explayando la denominada oposición demócrata una tergiversada información mediática de que el opositor republicano se ha beneficiado de la supuesta complicidad rusa en anteriores elecciones y lo está haciendo en la presente.
Pero los hechos, por supuesto, demuestran lo contrario y no pasa día en que haya algo que legislar contra Moscú para sancionar su comercio, no importa que sean perjudicados aliados lejanos y cercanos, que, no obstante, siguen bailando al compás del reloj de un cuestionado gobierno como el Donald Trump.
Casa mes, subrayo, se aplique un paquete de sanciones contra Rusia, uno de los más recientes por el caso Skripal, cuyos protagonistas fueron hechos desaparecer a conveniencia de la inteligencia británica, con el fin de evitar que alguien interrogue a padre e hija y averigüe la verdad.
Skripal u otro hecho levantado contra Moscú es similar a un absurdo en que al acusado le ofrecen mostrar su inocencia por sus propias fuerzas, sin acceso a pruebas y materiales de la investigación. Así, se convierte en un pretexto para una agresión económica en gran escala contra la potencia nuclear.
Todo es más peligroso cuando en estos momentos estas sanciones minimizan la cooperación entre Moscú y Washington en el ámbito del armamento.
Ello trascurre en medio de la violación del Derecho Internacional, porque el proceder de Estados Unidos perjudica al comercio mundial.
Recordemos que a principios de agosto, EE.UU. anunció un nuevo grupo de sanciones unilaterales contra Rusia, con el argumento de que este país supuestamente usó un arma química en la ciudad británica de Salisbury en marzo pasado.
La primera ronda de sanciones prohibió exportar a Rusia productos de doble uso como dispositivos y componentes electrónicos; la segunda, que se activaría dentro de dos meses, incluiría la degradación de las relaciones diplomáticas, la suspensión de los vuelos de la compañía aérea rusa Aeroflot a EE.UU., y el cese de casi todas las exportaciones e importaciones.
Al Congreso de EE.UU. también fue enviado un proyecto de ley que estipula entre otras cosas prohibir las operaciones de los mayores bancos estatales de Rusia en el territorio estadounidense y endurecer las sanciones contra el sector ruso de hidrocarburos, pero el futuro de esta iniciativa todavía es incierto.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró que las sanciones que planea imponer EE.UU., basándose en acusaciones infundadas, «representan una amenaza para la integridad de la Convención sobre las Armas Químicas y dañan el prestigio de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas».
En este contexto se prepara otro grupo de sanciones, porque Rusia sigue cooperando con la República Popular Democrática de Corea, nación a la que también se le aplica igual proceder de sanciones en detrimento de la calidad de vida de su pueblo.
Y ahora, en lo más reciente de su enfermizo proceder, el secretario del Interior, Ryan Zinke, anunció que Estados Unidos puede organizar un bloqueo marítimo a Rusia de ser necesario.
«Estados Unidos tiene la capacidad, gracias a nuestra Armada, de asegurar que las rutas marítimas estén abiertas y, de ser necesario, bloquearlas para asegurarse de que su energía no salga al mercado», afirmó Zinke, citado por The Washington Examiner.
Según el alto funcionario, esa medida impedirá que Rusia controle el suministro de energía del Medio Oriente, «como ya lo hace en Europa».
Por su parte, el senador ruso Alexéi Pushkov sostuvo que las palabras de Zinke, «además de ser una declaración estúpida, se trata de una amenaza que, de cumplirse, se convertiría en una declaración de guerra, tal y como estipulan las normas internacionales». El legislador aconsejó a Zinke que en algunos casos es mejor «usar goma de mascar, en lugar de decir algo».
Añadir nuevo comentario