La coreografía de Claude Brumachon sobre la desgarradora composición musical de Carl Orff -a partir de 24 poemas escritos por goliardos entre los siglos XI y XIII-, podrá apreciarse los días 2 y 3 de noviembre, en el Teatro Mella, de esta capital.

Dos premisas guían el trabajo del conjunto suizo: tradición y creación, a fin de posicionarse a sí mismo en un estado de desequilibrio creativo, de cuestionamiento permanente.

Especialistas valoran las creaciones artísticas de la agrupación de originales y audaces, resueltamente modernas y ambiciosas.

Con una amplia proyección profesional, el Ballet del Gran Teatro de Ginebra suele invitar a jóvenes coreógrafos a trabajar con el colectivo para dar un impulso de modernidad que no rompa con el pasado y, al mismo tiempo, haga eco de sus riquezas y cree una dinámica hacia el futuro.

La compañía se enorgullece de haber servido como plataforma de lanzamiento para artistas destinados a convertirse en algunos de los coreógrafos estrellas de nuestro tiempo, entre ellos, Saburo Teshigawara, Benjamin Millepied, Sidi Larbi Cherkaoui, Andonis Foniadakis, Emanuel Gat, Gilles Jobin y Ken Ossola.

En el transcurso de sus numerosas actuaciones en todo el mundo, el Ballet del Gran Teatro de Ginebra ha adquirido una reputación internacional, y en Cuba se presentó por primera vez en 1986, como parte del propio festival danzario de La Habana.

La 26 edición del evento acontecerá del 28 de octubre al 6 de noviembre y estará dedicada a celebrar los 70 años de fundación del Ballet Nacional de Cuba, compañía que este año fue declarada por el gobierno cubano como Patrimonio Cultural de la Nación.