Punggye-ri, ¿Adiós a las armas?

Punggye-ri, ¿Adiós a las armas?
Fecha de publicación: 
24 Mayo 2018
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El hacer añicos el único centro de ensayos nucleares de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) testimonia la validez del compromiso unilateral hecho ante la comunidad internacional por el presidente Kim Jong Un, de poner fin totalmente a los ensayos nucleares.

También evidencia la voluntad de paz del Partido y pueblos de la RPDC particularmente subrayada, el pasado 27 de abril en Panmumjom, en un comunicado tras el histórico encuentro entre el mandatario Kim y su homólogo surcoreano Moon Jae In.

Asimismo, es un mensaje de la RPDC a Estados Unidos ante la cancelación unilateral de la reunión cumbre entre Kim y el mandatario Donald Trump (por parte de este último), de que Pyongyang honra hoy su palabra, pero sin presiones, chantajes o emboscadas en el terreno diplomáticas.

Punggye-ri, demostró a los presentes, entre otras cosas la estricta disciplina y precisión de los zapadores del Ejército Popular de Corea (EJP), a cargo de las voladuras de kilómetros de túneles y de sus tres accesos públicos desde el exterior, norte, sur y este.

Igualmente de sus instalaciones interiores y de superficie, entre otras que vimos deshechas en los aires, a manera de polvo del desierto.

Tal fue el enmascaramiento y la pulcritud en el trabajo del EJP que durante horas los periodistas testigos del acontecimiento caminaron, fumaron, hasta degustaron platos en áreas que poco tiempo después volaban por aires, estaban minadas.

Ninguno de los presentes, jamás, se había sentado en campo minado o con predomino de tantos explosivos de última generación, refirió un colega.

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Ahora solo queda el recuerdo de esta ciudad con túneles bajo la montañas de Montap, al noreste de Pyongyang y que el mundo conoció en 2006 a raíz del primer ensayo nuclear de la RPDC, de un total de cinco pruebas nucleares que se realizaron aquí.

La mayor de 120 kilotones y cuya cápsula puede ser transportada a través de varios continentes tras ser lanzada por un misil.

Tal cohete portador al impactar puede causar un movimiento sísmico de 22 grados de magnitud en la escala Richter, entre otros catastróficos daños derivados de la radioactividad, muy superiores a las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, por Estados Unidos.

Punggye-ri no significa un 'Adiós a las armas', porque la RPDC no ha manifestado nunca que destruirá sus armas nucleares y misiles de alcances cortos, medianos e intercontinentales, como exige Washington.

Así lo reiteró hace varios días la cancillería local, aludiendo a que la RPDC no hará polvo, como Punggye-ri, a la centella defensiva y persuasiva conquistada.

Tal arma le permite a este país el actual pulseo con la principal potencia hegemónica del mundo, así es el poderío nuclear probadamente alcanzado en 70 años de construcción del Socialismo, aquí.

Pyongyang recuerda muy bien lo sucedido a Iraq y Libia, donde ahora sus territorios están a merced de las grandes potencias y no dirá 'Adiós a las armas'.

Punggye-ri está muy lejos de significar semánticamente esa frase inmortalizada en 1929 por el famoso escritor norteamericano.

Lo sucedido en este lugar inhóspito fue una acción que honra ante el mundo la palabra de hoy de Corea Democrática y de su presidente Kim Jong-un.

Sin embargo, es lamentable la respuesta de Washington: cancelar unilateralmente la cumbre con la RPDC.

Otro argumento para que Pyongyang no parafrasee jamás el título de la novela del excelso estadounidense.

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