Cientos de personas bailan con orquesta cubana en capital de EE.UU.
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La empatía conseguida con el público y los contagiosos temas interpretados por la agrupación llevaron a muchos bailadores expertos y novatos a dejarse llevar por el ritmo de los sonidos de la isla, que estuvieron representados por el mambo, el son y el danzón.
El concierto, celebrado como parte del festival Artes de Cuba que del 8 de mayo al 3 de junio reúne a unos 400 artistas del país caribeño, comenzó precisamente con el último de esos géneros, que es el baile nacional de la nación antillana.
Fue Almendra, considerado el más famoso de los danzones de la isla caribeña, el que invitó desde el principio a los presentes a moverse por la pista, que reunió a personas de todas las edades.
Una versión de la canción estadounidense As Time Goes By también estuvo incluida en el repertorio y se ganó el favor de los espectadores.
Pero los momentos cumbres de la tarde llegaron gracias a temas como Dile a Catalina y Esas no son cubanas, y a través de un homenaje a una de las figuras más encumbradas de la música popular de la mayor de las Antillas, Benny Moré.
El tema Bonito y sabroso del cantante conocido como El bárbaro del ritmo incluso levantó de sus asientos a muchas personas de las que permanecían sentadas y dejó a los presentes deseosos de más interpretaciones de la Faílde.
Un acontecimiento especial de la presentación fue cuando los músicos de la agrupación invitaron al escenario a tocar con ellos a José Andrés, un estudiante débil visual de la secundaria School Without Walls, a quien conocieron durante una visita ayer a ese centro docente.
'Para mí es un honor que él esté con nosotros hoy', expresó Ethiel Fernández Faílde, director de la orquesta.
La agrupación, que lleva el nombre del creador del danzón, ya había estado presente en la ceremonia inaugural de Artes de Cuba el pasado martes, cuando mostró sus credenciales a un público que este viernes no quería dejarla ir.
Así, a petición de los presentes, los músicos tocaron algunos temas adicionales que hicieron vibrar el Centro Kennedy, entre ellos La vida es un carnaval.
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