MIRAR(NOS): Placer x placer = ¿placer al cuadrado?

Aunque muchos, dentro de los que me incluyo, esperamos con ansias la saga Cincuenta sombras de Grey, pensando encontrar un manual para las buenas y satisfactorias relaciones sexuales, lo cierto es que, una vez más, la expectativa fue mayor que la película en sí misma.
La culpa no es de guionistas ni de actores, que defendieron como pudieron lo que les tocó defender. Simplemente, más sencillo que la composición del agua: no existe un manual.

A lo mejor ahora usted pensó, casi inmediatamente, en el Kamasutra. El Kamasutra es, en cualquier caso, un manual de posiciones sexuales que a alguien se le ocurrió graficar primero que a nosotros, los del siglo XXI, pero todavía no conozco al primero que lo use como mapa.

Imagine la escena: usted a punto de aquello con el libro abierto procurando lograr la más complicada de todas las poses que allí se documentan.

En medio de tanto adelanto, la gente acude a muchos y los más variados aderezos para una sexualidad satisfactoria. Muchos se han olvidado ya de regalar flores (¿será que están caras?). Pero siguen pensando en proporcionar placer a su contraparte como la cosa más seria del planeta Tierra, como algo que habla bien de la personalidad individual. En el caso de los hombres, llámenle hombría; en el de las mujeres, ¿maestría? a la hora de la hora.

Obvio, entonces, que les comente sobre las perlas, que de perlas no tienen nada, incluso porque dijo alguien que ellas y los diamantes eran los mejores amigos de una dama. Ya usted sabe, hablo de esos pedazos de acrílico que insertan allí, dentro del aparato reproductor masculino, a partir de una cirugía rústica y casera que es lo más parecido a un acto de canibalismo, sin que ninguno se coma al otro.

Por supuesto, nadie está obligado. En todo caso, piensan que proporcionarán más placer a sus parejas. Aquí me callo. Otros dicen que pueden llegar a hacer daño al interior de la mujer. No puedo hablar de lo que no conozco. Pero ¿más placer? ¿Existe un termómetro para medirlo?

Casi todos mis conocidos hombres me aseguran, después de una simple encuesta, que no estarían, sexualmente hablando, con alguna mujer que no les gustara. Mmm, ¿será verdad, en el caso de ellos?

En una nueva columna propongo indagar sobre los beneficios o perjuicios que puede causar este inventico.