Cubanos sobre la cama

Cubanos sobre la cama
Fecha de publicación: 
5 Octubre 2017
0
Imagen principal: 

La primera vez que la vecina escuchó el canto del gallo repicando en el centro de Miramar, supuso que era un singular tono de celular o un juego virtual.

Eso hasta que, entrada la mañana, lo vio pavonearse en el patio de la planta baja, donde su roja cresta y el brillo de las plumas opacaban el resplandor de las latas allí tiradas bajo el sol.

A partir de ese trágico domingo, cada día, exactamente a las cuatro de la mañana, la vecina ha podido constatar que sí, ¡que era un gallo de verdad!, y que a partir de esa hora nunca más podría volver a conciliar el sueño.

Pareciera un pasaje surrealista eso de criar un gallo en el corazón de un reparto citadino, o el bañar a una sonrosada puerca tres veces a la semana, con la consiguiente gritería del animalito, también al amanecer, pero en Cuba son escenas menos singulares de lo que se piensa.

Y no son estas líneas para comentar sobre la cría de especies inapropiadas para las ciudades, pero los ejemplos se pintan solos cuando el caso es hablar del buen y mal dormir, de la calidad del sueño y su importancia.

Si se desea conocer cuánto duermen los cubanos como media, navegar en Internet te conduce a un callejón sin salida, porque podrás saber cuánto duermen los caracoles, las hormigas, pero no los habitantes de esta Isla.

alt

Al menos, este no ha sido hasta ahora un tema público ni de primera importancia. Sin embargo, qué gran impacto en la vida tiene el buen dormir.

Dormir bien tiene implicaciones que abarcan desde el peso corporal hasta la memoria, desde el aprendizaje a la creatividad, incluyendo una mayor actividad física.

La mayoría de los expertos asegura que se debiera dormir con calidad entre seis y ocho horas, de acuerdo con la edad de cada quien, aunque algunos pronunciamientos recientes apunten en otras direcciones.

Durante esas horas de reposo, el organismo no permanece inactivo: su temperatura varía, así como la frecuencia cardíaca y respiratoria; se secretan hormonas y hay también cambios en el sistema digestivo.

El llamado gran maestro del sueño, el alemán Jan Born, asegura que durante el sueño el cerebro no se apaga, y se despliega «un repaso mental de aquellas cosas que vivimos durante el día. Durante el sueño se aprende, sin sueño no recordamos, no aprendemos».

En particular, durante la llamada fase REM —en español MOR: Movimientos Oculares Rápidos—, cuando se perciben movimientos oculares y al durmiente está algo agitado, acontece el sueño narrativo.

El propio Jan Born indica que en ese paréntesis «hay un espacio creativo, en el cual uno repite lo sucedido durante el día, cambia las relaciones, los roles, una especie de juego mental, y en esa didáctica aparecen ideas nuevas sobre elementos conocidos, ladrillos que ya existían».

Recuérdese que Paul McCartney compuso su famosa canción Yesterday mientras dormía. A tal punto sucedió así, que en los días sucesivos el músico pensaba que esa pieza era de otro compositor y que él solo la había recordado mientras soñaba.

alt

Dormir no es perder el tiempo

La actualidad y sus prisas hacen pensar a no pocos que dormir es perder un tiempo maravilloso que podría emplearse en otras cosas, supuestamente más útiles que permanecer echado en cama.

Sin embargo, aquellos que subestiman la importancia del sueño corren el riesgo de sufrir dificultades para concentrarse, alteraciones del carácter, decaimiento; padecer de resfríos, migrañas, desórdenes alimentarios.

También pueden rendir menos durante el día, cuando la somnolencia los acorrala, incluso en su puesto de trabajo o intercambiando con amistades, e incluso junto a su pareja en la intimidad de la alcoba.

Porque sí, un mal dormir influye en el desempeño y disfrute sexual, lo mismo para mujeres que hombres. No solo acarrea una disminución del placer, también influye en el rendimiento y en la frecuencia de los encuentros sexuales.

La publicación inglesa The Journal of Sexual Medicine, sustentada en exámenes clínicos y en entrevistas a pacientes, sustentó que dormir pocas horas disminuye la excitación sexual.

A su vez, David Kalmbach, investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, y un estudioso de estos temas, refiere que «futuros estudios podrían determinar si los trastornos del sueño pueden ser un factor de riesgo para la disfunción sexual».

En el caso particular de los hombres, quienes usualmente son los más trasnochadores, un mal dormir reduce los niveles de testosterona, la encargada de producir espermatozoides, de mantener activo el deseo sexual y del desarrollo de la masa muscular.

El insomnio es la principal queja de aquellos que duermen mal, pero no es el único de los problemas asociados a este reposo.

También los ronquidos se apuntan en el bando de los conflictos, y estos pueden ir o no acompañados de la conocida como apnea del sueño, que consiste en breves y repetidas interrupciones de la respiración mientras se duerme.

Roncar es todo un problema, no solo para quien reposa en la cama junto al durmiente ruidoso, sino también para el propio roncador, porque puede acarrearle problemas cardiovasculares.

Cuando se incluye la apnea, entonces también es posible que acontezcan cefaleas y esa sensación de fatiga de quien no ha descansado bien.

alt

Calla gallo

Considerando la importancia del sueño, que es mucho más que un paréntesis de inactividad, los entendidos recomiendan, para conseguir un sueño de calidad, no implicarse en quehaceres activos antes de dormir, no llevar a la cama los problemas o disgustos del día para encontrar soluciones, y evitar o disminuir la interacción con dispositivos electrónicos.

También se aconseja comer liviano y lo más temprano posible, limitar el consumo de café y té porque son estimulantes, y evitar las siestas.

En cuanto a la televisión, estudiosos de la electrofisiología del sueño indican que su uso pudiera afectar la arquitectura del sueño, ya que el brillo de las pantallas puede suprimir la secreción de melatonina, lo cual retrasaría el inicio del sueño. Ello, obviando el impacto de diverso tipo que pueden tener los mensajes y contenidos que son televisados.

En el caso de los niños, por ejemplo, desde los años 80 se han triplicado en ellos los trastornos del sueño, y también en los adolescentes.

En ese sentido, el impacto negativo de la televisión se apunta sus tantos por el aumento de la excitación fisiológica y mental que produce y dificulta el comienzo del sueño.

A tal punto se ha ido comprendiendo la trascendencia e impacto de un dormir reparador, que en países desarrollados algunas empresas ya actúan contra el llamado presenteeism, término construido para referirse al desempeño mediocre de los empleados que no duermen bien.

Y es que, además de potenciales accidentes laborales, la falta de un descanso reparador genera, en Estados Unidos, por ejemplo, pérdidas anuales aproximadas a 411 mil millones de dólares.

Tanto es así, que el periódico The New York Times se ha referido al dormir bien como un nuevo símbolo de estatus en su país.

Paradójicamente, es esa nación —junto a otras, sobre todo del mundo asiático— la que incentiva una furiosa competitividad, que impulsa a los empleados a trabajar restándole horas a su descanso.

Por no hablar de aquellos que, para poder subsistir, tienen que acometer varios trabajos durante una muy larga jornada. Esos sí que duermen poco y no andan pensando en cuestiones de estatus.

De todas formas, es indudable que, en todas las latitudes, la necesidad de hacer muchas cosas obliga a las personas a olvidar a veces que dormir es también una necesidad, y de primer orden.

A la vez, los hay también que, desconsideradamente, conspiran contra la calidad del sueño de los otros. Y en eso los cubanos no vamos a la retaguardia. Preguntarle, si no, a los dueños del gallo madrugador que inicia estas líneas.

alt

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.